Cuando nos ocurre una desgracia (un accidente, una enfermedad, un desastroso hecho financiero), cuando obtenemos el peor resultado posible en un proyecto y nos hunde en la más vergonzante o dolorosa de las situaciones, puede nacer la animadversión mayor por la vida, y surgen las inevitables preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Por qué no a personas malas, o negativas, que han generado males o tragedias a otros, y que sí merecerían esto?
Todo está en la actitud que adopte cada quien.
El 12 de noviembre de 2012, hace ya once años, una joven profesional dominicana, la ingeniera Francina Hungría, se desplazaba en su vehículo por una de las calles del sector Evaristo Morales, de Santo Domingo cuando fue asaltada por tres delincuentes (afortunadamente apresados poco después por la policía), uno de los cuales le disparó, alcanzándola en el rostro, prodigándole la pérdida de la visión. Ella no merecía eso. Y pudo haberse deprimido y hundido en la tristeza y la desolación.

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Pero no fue su caso. Ella transformó su tragedia en un milagro de bondad para toda la sociedad dominicana.
Francina transformó su tragedia personal, dolorosa e indescriptible en sus detalles más sentidos, en un milagroso fenómeno social que ha aportado a la sociedad tantos beneficios que hoy día, nos hacen sentir orgullo de la capacidad de resistencia de esta mujer.
Ella, con el apoyo de su familia y de allegados que se inspiraron en su ejemplo de resistencia, creó la Fundación Francina Hungría, con la finalidad de estimular un cambio en la percepción social sobre las personas con incapacidad o limitación visual y a estas, facilitarles apoyo mediante acciones muy específicas que les ayuden a su integración a la comunidad y que incrementen su calidad de vida.
La Fundación Francina Hungría (https://fundacionfrancina.org/quienes-somos/) se creó en 2013 para propugnar por la eliminación de barreras arquitectónicas y sociales que impidan el desenvolvimiento autónomo de las personas con discapacidad e impulsar la participación activa de las personas ciegas en los entornos sociales y productivos del país, la promoción de capacidades y el fortalecimiento de habilidades blandas.