Con el incendio de la villa Doña Emilia, levantada en 1895 con materiales y estilo francés, desaparece una joya arquitectónica de Montecristi y República Dominicana. Esa condición obliga a que la causa del siniestro que redujo a cenizas la histórica casona sea aclarada a través de una investigación exhaustiva.
No se trata solo de una majestuosa construcción, sino de parte de la historia y la cultura de Montecristi y este país. Se ha destacado que la villa, ubicada frente al legendario reloj público y al antiguo Club del Comercio, sirvió también como espacio cultural y social del municipio.
Fue la residencia de Emilia Jimenes Pereyra, hermana del expresidente Juan Isidro Jimenes. Figuras tan relevantes como José Martí y Máximo Gómez compartieron en la residencia hoy reducida a cenizas, así como el insigne educador Eugenio María de Hostos.
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Con la investigación que se ha dispuesto para determinar la causa del incendio y establecer responsabilidades debería contemplarse una réplica de la mansión para preservar su historia y su valor cultural.
Aunque había sido declarado como un monumento en riesgo no se sabe si se había tomado alguna medida para preservar la casona. Por el abandono y el valor de los terrenos muchas construcciones situadas en el centro histórico de municipios han estado en permanente peligro de extinción.
En la tragedia que privó a Montecristi de uno de sus símbolos y al país de una reliquia histórica no se puede descartar ningún elemento.