Editorial

¡A celebrar en paz!

¡A celebrar en paz!

Agobiados por incesantes historias sobre pandemia, corrupción, inflación, migración, feminicidios, inseguridad y otros lúgubres relatos, los dominicanos perfilan hoy el espíritu para festejar mañana con los suyos la Nochebuena, en una confluencia de anhelos por colorear la vida con tinte de esperanza y optimismo.

En la víspera de que la estrella de David ilumine el camino hacia el pesebre donde ha nacido el Redentor, el intempestivo paso del carruaje del Ministerio Público solivianta la aldea política y levanta polvaredas de incertidumbre jurídica con vientos capaces de derribar carpas de nobles o plebeyos.

Aun con la contaminación sónica provocada por  altos decibeles de denuncias, críticas, acusaciones, advertencias, presagios, amenazas, premoniciones, desde todos los litorales, la población parece resuelta a disfrutar de un fin de semana que anuncia la Natividad de Jesús.

La ciudadanía será indiferente ante quienes insistan en mantener abierto el coliseo romano en tan  sagrada efemérides sin entender el versículo bíblico de  que “todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados”.

Los procesos jurídicos están siempre ataviados de plazos y formalidades, como a los encartados o mencionados en tablillas acusadoras les asiste derecho de  defenderse en los  escenarios que se elijan o se improvisen, sea el recinto de justicia o los medios de comunicación.

No es justo, sin embargo, que se pretenda vencer por cansancio a la ciudadanía sobre la pertinencia de los alegatos de cada cual, a la que se obliga a tomar un brebaje de intereses que raya en el envenenamiento, menos aún en víspera de Nochebuena y Navidad. A la población le asiste derecho a  disfrutar de unas felices pascuas en paz, armonía, unidad familiar, sagrada ocasión para que la feligresía cristiana eleve gracias al Hijo de Dios por conjurar el pecado con su viacrucis y muerte, por lo que  se ruega a mansos y cimarrones  que  apaguen sus bocinas y megáfonos.

El Nacional aprovecha la ocasión para enviar cálidas felicitaciones de Nochebuena y Navidad a sus lectores, anunciantes y a la sociedad toda, con fervientes deseos de salud, prosperidad y ventura personal.

El Nacional

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