El domingo 19 de mayo el pueblo dominicano le tributará con su voto un grandioso reconocimiento al presidente Luis Abinader, por su exitoso desempeño frente a: 1) la pandemia del coronavirus, que provocó la peor crisis sanitaria de la humanidad en los últimos cien años; 2) la profundización, por esta causa, de la crisis económica; 3) los efectos de la Guerra de Ucrania; 4) la crisis alimentaria; y 5) la más delicada crisis que ha afectado a Haití en muchos años.
No obstante, los reconocimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Organización Panamericana de la Salud, del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del gobierno de los Estados Unidos por su liderazgo en Latinoamérica y el premio Chairman’s Award for Leadership in the Americas, ninguno tiene un significado tan especial como el de recibir la más alta votación de los ciudadanos en la historia democrática dominicana.
La satisfacción de ser coronado con el apoyo popular del voto viene de la Roma antigua, donde se implementó originalmente con la denominación de sufragio, que era el voto de los ciudadanos en los comitia (comicios) o asambleas del pueblo romano, en las que se decidían las leyes y se elegían a los magistrados y jueces.
Tras la caída del imperio, el sufragio dejó de ser un medio de participación del pueblo en las decisiones políticas, quedando limitado a parlamentos, concilios eclesiásticos, gremios y otros estamentos.
Sin embargo, el sufragio fue reivindicado a partir del año 1789, desde la Francia revolucionaria, cuando el poder político pasó a ser ejercido por presidentes y parlamentos. Para entonces se trataba de un voto censitario y masculino que solo podían ejercer los hombres que cumpliesen una serie de requisitos que abarcaban el nivel de instrucción, de renta y de clase social.
Es por lo que durante el siglo XIX se reclamó que el sufragio fuera universal, de modo que pudieran votar todos los adultos, sin importar raza, sexo, creencias o condición social, lo que se materializó plenamente en Francia, en el año 1944, cuando el gobierno provisional extendió el derecho al voto a las mujeres.
Para el pensador Pierre Rosanvallon, el sufragio universal fue un acontecimiento trascedente que consagró al ciudadano, en el que se impuso la ecuación: “Un hombre, una voz”, es decir, la igualdad frente a la urna electoral como la primera condición de la democracia.
El sufragio es el derecho a elegir y a ser elegido en los cargos públicos, por lo que cuando el ciudadano vota ejerce el sufragio activo, mientras que cuando recibe el voto como candidato ejerce el sufragio pasivo.
Para disfrutar de este derecho el ciudadano debe cumplir con determinados requisitos constitucionales y legales. Los artículos 21 y 22 de nuestra Constitución Política lo consagran dentro de los derechos de ciudadanía para cuyo disfrute se requiere ser dominicano o dominicana y haber cumplido 18 años. También tienen derecho a votar los menores que estén casados o hayan estado casados antes de cumplir los 18 años.
Al reconocimiento que le hará este domingo el pueblo al presidente, Luis Abinader, están invitados todos los ciudadanos que deseen profundizar el cambio para hacer cada vez más grande a la República Dominicana.