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Abinader cruzó río

Abinader cruzó río

Hugo A. Ysalguez

El expresidente estadounidense, Abraham Lincoln, en la convención del Partido Demócrata en el año 1864, cuando aspiraba a la reelección, proclamó “que no se cambia de caballo, mientras se está cruzando el río”, una expresión contenida en un libro de cuentos, escrito por un holandés, y que algunos atribuyen a Balaguer que la uso en los comicios del año 1970, cuando la oposición se abstuvo de concurrir a esas elecciones, organizadas y dirigidas por la tropas interventoras yanquis.

En nuestro país, las personas razonables coinciden que el presidente Luis Abinader, está galopando en un terreno fértil, que le asegura una fructuosa y cómoda victoria en el venidero torneo electoral, toda vez que sus contendientes más cercanos están atados a un pasado brumoso, y por tal condición la población votante no desea mirar.

El pueblo aspira a que continúe la honradez y la transparencia del actual jefe de Estado, cuya figura emerge gigante ante sus opositores que están seguros que no cuentan con el respaldo de los sufragantes y apelan a la distorsión y manipulación para ganar adeptos que ya tienen la seguridad de que su voto está comprometido con la reelección.

Abinader, un estadista que no toma tardes libres ni vacaciones, demuestra de manera fehaciente su capacidad de trabajo en favor de los habitantes de este terruño, engañados varias veces por vendedores de sueños, que van al poder con una sed insaciable de dinero del Estado, implantando un sistema de corrupción jamás visto en la historia reciente.

Y la gran mayoría del electorado no aspira que esos episodios indignos y carentes de toda ética retornen a conducir la nave del Estado e impedirán en las urnas un nuevo naufragio de las finanzas públicas que son el eje fundamental para para enfrentar las falencias de los sectores públicos y disminuir la deuda social existente desde hace varias décadas.

El trabajo de la JCE es altamente encomiable y sus miembros no están sujetos a ninguna duda, lo que garantiza unas elecciones limpias y transparentes, cuyos resultados serán incontestables, porque todos los postulantes reconocen la pulcritud de los cinco integrantes de la dirección de la JCE, lo que significa que el proceso electoral transcurrirá sin objeciones.