Hoy vamos a escribir de algunos referentes de amistades del ayer para que tal vez renazcan en el sentimiento de muchos hombres y mujeres dominicanos, la pureza, sinceridad, el respeto, dignidad sublime y significación de este vocablo.
Muchos notables ejemplos han dejado los antiguos, demostrativos hasta qué heroico puede conducir la lealtad y el cariño de dos amigos.
Espanimondas, peleando solo contra muchos en el campo de batalla, para proteger el cuerpo y las armas de su muy querido amigo Pelopidas, que había caído mal herido a su lado y quien él había creído muerto. Alejandro Magno, con grandes demostraciones de dolor a las que se entregó por la muerte de su mejor amigo Hefertion y en la que hizo participar a todo un ejército.
Muy orgulloso estaba Sir Philip Sídney, un noble inglés, Lord Brooks, quien al morir quiso que sobre su tumba se estampara este epitafio: “Aquí yace el amigo de Philip Sídney”. A los 20 años de edad, Lord Brooks, cuando se encuentra más amistades, escribió para la tumba de su perro esta apología: “El único amigo que he tenido”. Un ejemplo memorable, el cual es un rasgo de sublime abnegación que relatan los historiadores Diodoro, Valerio Máximo y Plutarco, que ha inmortalizado el nombre de dos de sus íntimos amigos llamados Damón y Fintias.
Un filósofo de Siracusa era Damón, condenado a muerte por conspirar contra el tirano Dionisio, quien le concedió un permiso para ir a su pueblo a despedirse de su familia, pero a condición que dejase un fiador, el cual sufriría la última pena en lugar de Damón, si este faltaba a su palabra de acudir a la hora fijada para la ejecución.
El filósofo Fintias se ofreció a quedar como rehén y como Damón no concurrió la hora fatal, Fintias caminó al Patíbulo y desde allí se dirigió al público diciendo que Damón era inocente de toda culpa y que había sido detenido por algo contrario a su voluntad, pidiendo Fintias que no quería se demorara la ejecución, pues con gusto moriría para salvar la vida de su inocente amigo.
Cuando apenas acababa de hablar, se escuchó una voz que desde lejos gritaba, ¡deteneos, deteneos! Y se vio llegar a galopes un jinete, que resultó ser Damon, el cual subiendo al patíbulo abrazo a Fintias, y le dijo que su retraso era que había reventado el caballo y que tuvo que pedir otro prestado en el camino para poder llegar a tiempo y evitar el sacrificio de su amigo Fintias.
El tirano Dionisio se conmovió grandemente al ver el altruismo de aquellos dos amigos, quien no solo perdonó a Damon, sino que rogo a ambos permitieran ser partícipe de su amistad.Platón dijo: “No dejes caer la hierba en el camino de la amistad”. Amigos es mentira, hay pocos amigos.