SANTIAGO.- Aunque mis ojos físicos nunca han visto la luz, los ojos internos de mi corazón siempre han estado abiertos para ayudar a aquellos que ni siquiera conozco.
Es así como define Ana García, la trayectoria de su vida. Se trata de una joven no vidente, de 28 años, residente en esta ciudad que al parecer lo único que no tiene es vista, pero que posee un gran corazón que ha puesto a trabajar a favor de otros que al igual que ella se encuentran en el eslabón de los no videntes.
Hace un año, «esta joven emprendedora» como la califican sus compañeros de trabajo decidió fundar junto a su esposo David Vásquez un Centro de Capacitación para ciegos que según Ana representa una respuesta a la necesidad de los no videntes de incorporarse a las plazas de trabajo.
La idea me surgió por la impotencia que sentía al percibir cómo somos discriminados los ciegos, especialmente en las empresas, en entrevistas de trabajo, dijo.
Quería crear una institución que los capacitara tanto en lo emocional como en capacidades para hacer frente a esas situaciones de discriminación y en especial que los motivara a no darse por vencidos.
Es así como nació el Centro de Capacitación para Ciegos, contó Ana. En CENCAPCI, reciben enseñanza en áreas de informática, inglés, así como cursos de superación personal, personas que al igual que Ana y David sólo poseen cuatro sentidos.
Ana funge como la presidenta de esta institución y según dijo ésta tiene como objetivo principal capacitar a personas ciegas para que puedan incorporarse al ámbito laboral, así como concientizar a los empleadores y a la sociedad en general sobre la capacidad que tenemos los ciegos aunque algunos nos tildan de incapacitados, expresó.
En este sentido, dijo que una de las acciones que ejecuta la institución consiste en visitar las distintas empresas de la ciudad.
Allí Ana se reúne con los ejecutivos y trata de concientizarles para que no discriminen a los no videntes y les den la oportunidad de desarrollar sus potencialidades desde estas empresas.
Dijo que a través de estas acciones realizadas por la fundación han logrado insertar a diez personas ciegas a plazas de trabajo que van acorde con sus capacidades, lo que representa para ella y los demás miembros de CENCAPCI un gran logro.
Asimismo expresó que su mayor sueño con respecto a la institución sería que por lo menos un 80% de los no videntes puedan tener una vida productiva al terminar sus carreras universitarias, esto es que puedan conseguir buenos trabajos que estén a la altura de sus potencialidades.
Un caso superación
Ana es sin lugar a dudas un testimonio de que no tener visión no es un impedimento para lograr la superación personal pese a encontrarse en una sociedad que aún no ha asimilado que los no videntes son seres humanos iguales en potencialidades y capacidades.
Hace un año recibió el título de licenciada en psicología industrial con especialidad clínica y en recursos humanos en la PUCMM, universidad en la que fue favorecida con una beca por sus méritos académicos.
Actualmente es la psicóloga del hospital de Monte Adentro en Licey al Medio donde, según dijo, se siente satisfecha con el trabajo que está realizando, a favor de las familias en esta comunidad.
Conjuntamente con su trabajo en el hospital realiza una maestría en Terapia familiar y de pareja en la Universidad Nacional Evangélica y además dedica tiempo voluntariamente, para ayudar desde el Centro de Capacitación para Ciegos, a que otros no videntes puedan sentirse como seres útiles.

