¿Qué Pasa? Articulistas Entre cielo y tierra

Aplausos. Aterrizamos

Aplausos. Aterrizamos

Mary Leisy Hernández

Me encanta aplaudir cuando el avión pisa suelo firme. Y no solo aplaudo, también digo bravooo, sobre todo si el aterrizaje es a mi Quisqueya la bella.

Los dominicanos no somos los únicos amantes de esta tradición, ciudadanos de Italia, Rusia, Grecia, Colombia, Perú, Venezuela y de un largo etcétera, unen sus manos para provocar ese sonido de agradecimiento o satisfacción, al sentir que ya el avión está en tierra firme.

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Ayer llegando de Grecia a Bruselas sentí la falta de ese aplauso. No lo provoqué porque estaba en modo observación. Fue distinto en el viaje de ida: un largo aplauso me llenó de alegría. Y es que no es lo mismo llegar a vacacionar a la cálida Grecia que llegar de vacaciones al cielo gris de Bruselas.

Aplausos. Aterrizamos

Me puse curiosa, pregunté a uno de los sobrecargos y abrí toda una investigación. Recordé que muchos consideran ridículos y desclasados esos aplausos y yo me reí de mi al saberme considerada como una de las más desclasadas y ridículas del mundo. Amo tener motivos para dar aplausos y si no los tengo me los invento.

Leí que incluso, algunas aerolíneas incentivan esos aplausos y que para muchos es un acto de agradecimiento al piloto, a la tripulación y sobre todo a Dios por volver a tierra vivos y salvos.

Se dice que esos aplausos, son un recurso de descontracción para aquellos que tienen miedo a volar, sobre todo cuando el vuelo ha sido muy difícil por turbulencias u otros motivos.

Son varios los países que se creen los propiciadores de esa tradición y el país que lo inició no se conoce a ciencia cierta. Lo que se es que si entre los pasajeros hay un latino, el aplauso es más efusivo, sobre todo si es un dominicano sin presunciones.

Por: Mary Leisy Hernandez
Marilei@hotmail.com

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