El día 14 de de septiembre 2023, nuestro presidente Luis Abinader dispuso, responsable y contundente, cerrar la frontera de 391 kilómetros que nos divide de Haití, en respuesta al incordioso vecino negarse suspender construcción de un canal que desvía el curso del río Masacre, que nace en Loma de Cabrera, con 55 kilómetros de curso, cinco de curso fronterizo y de estos 500 metros en Haití.
Además del Masacre, los afluentes que nacen en territorio dominicano y penetran en Haití son el Artibonito, que nace en la loma Nalga de Maco, Blanco, Macasías, El Mulito y Pedernales, siendo Artibonito el afluente de mayor curso de Haití.
La histórica orden del presidente Abinader cerrar la frontera, es consecuencia directa de reprender a Haití por persistir en construir un muro que desviaría el Masacre, primero en violación a los tratados de 1929 y 1936 entre los dos Estados, y segundo porque afectaría gravemente la Laguna Saladilla, y los humedales del río Salcedo, y Montecristi, en versión del ambientalista Luis Carvajal.
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La drástica y correcta orden del presidente Abinader cerrar la frontera, ha repercutido en la versión ciudadana, respaldando como un plebiscito, y el sondeo diario de El Caribe del día once, endosa la providencia del gobernante con un 86 % aprobado.
En 1901 el presidente de Haití, Thiresias Simón Sam, dispuso desviar el Masacre, y el presidente Horacio Vásquez reaccionó enviando un contingente militar de mil soldados a Manzanillo, suspendiendo el afrentoso vecino su temeraria acción de construir un canal desviando el curso del Masacre, acción improcedente, en violación a los acuerdos de 1874 entre los dos Estados.
Ahora, Haití reincide en su acción unilateral ilegal, irrespetando y descaradamente burlando los acuerdos fronterizos de 1929 y 1936, conforme expongo.
El proyecto de desviar el curso del Masacre se remonta al año 2013 en gobierno del presidente Danilo Medina, segundo el 2015 y tercero en 2017, rechazados los tres, conforme reveló el entonces director del Indrhi, Olgo Fernández, (La Información 15 septiembre de 2023).
Amerita reseñar la secuencia histórica de los tratados RD-Haití, empezando por el del 9 de noviembre de 1874, entrando en vigencia el 8 de febrero de 1875, entre los presidentes Ignacio María González Santín y Pierre Théoma Boinsrond-Canal, que resultó anulado entre las partes por inconciliables protocolos desacordados, que incluía un supuesto camino de hierro, que resultaría en la hoy Carretera Internacional, tratado que fue sometido a Bula Papal del Papa León XIII, quien rechazó la mediación.
En su intervención en las Naciones Unidas este septiembre 22, el presidente de facto de Haití, Ariel Henry, justificó construir el muro desviando el Masacre, exponiendo Haití tiene derecho aprovechar el afluente, omitiendo que aprovechar es una cosa, y desviar otra, esto último consagrado en el acuerdo de 1929, reincidiendo en la clásica actitud cameleónica de siempre del calamitoso vecino.
Tratado de 1929
Firmado el 21 de febrero de 1929 entre los presidentes Horacio Vásquez y Louis Bornó, estipulando en su definición más relevante:
“En razón de que los ríos y otros recursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren en territorio del otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas partes se contratantes se comprometen a no hacer ni construir alguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el usufructo de las fuentes de la misma. Esta disposición no se podrá interpretar en el sentido de privar a ninguno de los dos Estados del derecho de usar, de manera justa y equitativa, dentro de los límites de sus territorios respectivos dichos ríos y otros cursos de agua para el riego de las tierras y otros fines agrícolas e industriales”.
Más claro, ni el agua incontaminada.
Más claro que el cantío de un gallo.
Uso y aprovechamiento de los afluentes, sin alterar o modificar sus cursos.
Es precisamente el espíritu de este canon cuanto ha vulnerado e irrespetado el gobierno haitiano de facto, presidido por Ariel Henry, quien en la tradicional actitud haitiana hacia República Dominicana ha expuesto y sostenido en forma solapada, de mala fe e irresponsable.
Un pequeño país desvalido económicamente, sin poder militar, argumentando su invalidez económica para presentarse víctima ante la comunidad internacional.
El Canciller Roberto Álvarez declaró en noticia recogida por Diario Libre el 15 de septiembre de 2023: “La construcción del canal podría afectar el caudal del río Masacre en la zona baja, perjudicando a unas 14 mil familias de terreno cultivable en territorio dominicano, y unas diez mil tareas en territorio haitiano que beneficiarían a 266 agricultores dominicanos y 125 agricultores haitianos de un lado y otro de la frontera”.
El desvío del río Masacre es una injustificable provocación a nuestro país de otro país, incapaz de responder en ningún terreno, diplomático, militar, internacional, la reacción de nuestro país a una innecesaria, gratuita y ausente de sindéresis.
Afrenta imposible tolerar, que nuestro presidente Abinader seguirá enfrentando en todos los escenarios, apelando a la cordura, sensatez, justicia y derecho pleno de nuestro país a reclamar un canon sustentado en el Tratado de 1929, desglosado en este trabajo, descarada y desfachatadamente violado por nuestro eterno incordioso vecino Haití.
Eso expuso responsable y transparente nuestro presidente Abinader en las Naciones Unidas este septiembre 21, discurso publicado completo por La Información.
¡Así proceden y hablan los gobernantes responsables, solidarios con sus paisanos, y defensores del innegociable canon de la soberanía!
Por: UBI RIVAS
Ubirivas30@gmail.com
