POR: Orlando Gómez Torres
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El Presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, Gedeón Santos, en respuesta a Thomas M. Dailey representante de Verizon, afirmó que el Estado estaba devuelta en el sector de las telecomunicaciones en la República Dominicana y se mostró en contra de continuar su desregulación. La participación cada vez más activa del Estado, así como las crecientes restricciones en el sector de las telecomunicaciones en nuestro país ha sido evidente en los últimos años en la medida que se han retirado inversiones, se ha concentrado el control del mercado en menos manos y la calidad de los servicios sigue en caída libre. La decisión inteligente, si el deseo es que ese sector vuelva a ser un pilar de nuestro crecimiento como lo era a finales de los 90s y principios de los 2000s, sería que el Estado vuelva a alejarse del mercado.
El importante desarrollo en las telecomunicaciones que vivió nuestro país se debe en gran medida al proceso de liberación del mercado realizada en la segunda mitad de la década de los 90s. La entrada de una cantidad importante de participantes en la oferta de servicios de telecomunicación permitió reducir los costos de la telefonía móvil y abrió el paso a las inversiones que permitieron ampliar la cobertura a virtualmente todo el territorio nacional. Esa expansión se ha visto severamente limitada en los últimos años en las que las telecomunicaciones pasaron de ser una de las niñas mimadas del crecimiento económico del país, a ser un sector de tímido crecimiento que enfrenta cada vez más limitantes a su desarrollo.
La aparentemente inevitable fusión de los servicios de Orange y Tricom por la compra de ambas empresas de parte de Altice, si bien pudiera dar un impulso breve a las recaudaciones del Estado, ciertamente no es buena noticia para los consumidores de las telecomunicaciones que ahora ven sus opciones viables de servicios de telefonía e internet reducidas a apenas dos empresas, y que probablemente verán mayores deficiencias en la calidad del servicio recibido. Esa deficiencia cualitativa de las telecomunicaciones ha venido siendo una constante desde la adquisición de Verizon por parte de la empresa Claro.
Con una carga impositiva que para este año asciende a 29% solo por el uso de las telecomunicaciones, y que ya incluye los servicios de telecable, ciertamente el Estado dominicano no puede contarse como el mejor promotor del desarrollo del sector. La República Dominicana encontró una industria de enorme crecimiento en las telecomunicaciones, y lo primero que hizo fue castigarla con cargas exhorbitantes a su consumo, y todo esto sin incluir las cargas adicionales por la compra de los equipos indispensables para su acceso como teléfonos, celulares, computadoras, tabletas, etc.
La creciente participación del Estado en las telecomunicaciones y las mayores restricciones al sector han ahuyentado más inversiones, y reducido la otrora niña mimada tecnológica del país a apenas un caparazón de lo que fue.
Desde que se revirtió el proceso de liberación, si bien los dominicanos tienen muchos celulares, se dan el lujo de tener unos de los servicios de internet más lentos y caros de la región, lo que le pone por debajo del promedio regional de acceso al mismo. Y en aquello que sí abunda, gracias primordialmente a lo alcanzado cuando el Estado no se involucraba tanto en el sector, han venido viendo una creciente caída de calidad.

