Con los cuerpos de ventaja que ha sacado China en la diplomacia de las vacunas contra la covid, Estados Unidos tendrá que darse prisa con su anuncio de compartir las dosis que no utilizará con las naciones que han tenido dificultades con la inmunización de su población.

Se trata de un gran paso para aliviar la carga económica que supone la adquisición de las vacunas, pero también para aplanar la curva. La pandemia, como se sabe, ha sido devastadora para la economía y la salud de las naciones más necesitadas.

El presidente Joe Biden no solo sintoniza con el reclamo de los organismos internacionales al apoyar la liberación de las patentes, sino que envía un mensaje de esperanza al ceder las dosis que su país no utilizará.

El apoyo a la liberación de las patentes encontró un sólido rechazo en los laboratorios y en Gobiernos de Europa, pero el gesto de compartir los excedentes, sin importar que sea para ponerse a tono con la buena imagen conseguida por China con el suministro de las vacunas, sólo puede caer bien entre los favorecidos. No importa que la decisión sea un poco tardía.