POR: Luis José Chávez
lj.chavez@gmail.com
La Carta Ética de la Internacional Socialista, adoptada por el XXII Congreso de la IS celebrado en octubre 2003 en la ciudad de São Paulo, Brasil, constituye un mandato de obligado cumplimiento para todos los miembros de esta organización, comenzando por sus principales líderes. “Nos comprometemos solemnemente a respetar, defender y promover estos valores dentro del espíritu de las declaraciones fundamentales y de las campañas de la Internacional Socialista. Nuestra adhesión a estos valores implica aplicar de la manera más estricta posible, el siguiente código de conducta”, expresa el preámbulo de este documento.
La conducta de Miguel Vargas Maldonado, vicepresidente mundial y presidente del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, plantea un absoluto divorcio con varios preceptos de la Carta Ética de la IS. Veamos:
1.-“Defender la democracia pluralista. Implica la libertad de los ciudadanos a elegir entre diferentes opciones políticas en el marco de elecciones libres, frecuentes y transparentes”. En su condición de presidente del PRD, Miguel Vargas ha desconocido todas las normas estatutarias de su partido para ejercer el derecho de elegir y ser elegido, ha suprimido el papel de los organismos partidarios, ha expulsado sumariamente a los dirigentes que no responden a su estilo de dirección unipersonal, ha prolongado su mandato en la presidencia más allá del plazo para el que fue elegido y pretende hacer un nuevo registro de militantes para excluir a las mayorías y reducir la matrícula del PRD al tamaño de su simpatía: El 11.5 por ciento de los perredeístas encuestados lo prefieren como su candidato presidencial (Ver reseña encuesta Gallup-Hoy http://www-Miguel-Vargas-es-preferido-en-el-PLD-mas-que-en-el-PRD-segun-Gallup.html).
2.- Un sistema judicial independiente e imparcial basado en el derecho. Miguel Vargas desconoció olímpicamente este postulado ético de la IS al ponerse de acuerdo en mayo del 2011 con el entonces presidente de la República, Leonel Fernández, para repartirse los jueces de las Altas Cortes entre allegados políticos de ambos en proporción 4-1 (con 2 o 3 honorables excepciones) convirtiendo los principales órganos de la justicia dominicana en agencias de tramitación de sentencias, siempre subordinadas a los intereses de sus dos principales tutores y sin el más mínimo apego a la independencia y a la imparcialidad que se espera de un tribunal en cualquier sociedad democrática.
3.- El funcionamiento democrático de los partidos. Por las razones ya expuestas, el comportamiento de Miguel Vargas como presidente del PRD plantea una total incompatibilidad con este punto de la Carta Ética de la IS.

