Juan Bosch y Loma Miranda

Señor director:

En los pasos del tiempo quedarán tus huellas, y llorará tierra si algún día te vas, perfil de escritor inmortal, tu moral de político sin igual será un monumento grabado en el transcurrir eterno de los años. Profesor Juan Bosch, los destruidos campos y explotadas minas claman por usted, piden un hombre de honor y respeto, lo piden a usted en la presidencia. Así reza un verso de mi autoría dedicado a ese gran maestro y amigo.

Allá donde el paisaje hace a los poetas, los labios del cielo escribían versos con luces de primavera y brisas de invierno, azucena, margaritas, gladiolos y claveles, montañas, arboledas, ríos y frutales, donde el trópico ardiente juega a la brisa, esa, esa es Jarabacoa, es Jarabacoa, bésala señor, bésala, es tu obra maestra, colgadizo de praderas y valles, donde las hojas diseñan montañas. Así reza otro verso de mi autoría dedicado a la bella y sublime esposa del Cibao, Jarabacoa.

Hoy el profesor, el Cibao y el sentimiento humano lloran lágrimas de dolor, el agua de los manantiales cierra sus ojos, se sublevan los peñascos de los ríos, las raíces de los árboles se jamaquean impotentes ante el futuro opresor de sus destructores, la luna ya no es coqueta presagia el luto y la tristeza, Manabao no cantará encima de los pinos, le han roto el útero a América, han entregado a Loma Miranda, y con ella a Tireo, los Alpes, Paso Bajito, Buena Vista, la Culata, etc.

La quietud de la suave expresión de los vientos transformados en notas de violín, teclas de piano cuan sinfonía que emerge cuando las lomas cuidan la firmeza de los valles, no hay espermas iguales que puedan fecundar esta belleza ancestral compuesta por Constanza, Jarabacoa y el pueblo de La Vega.

Dónde está Duarte, Caamaño, Fernández Domínguez y Mahatma Ghandy, la República Dominicana los necesita aunque estén en sus tumbas vacías, y las voces de Juan Lockward, Eduardo Brito y Sonia Silvestre, verdugos depilaran tanta belleza.

Loma Miranda no está muerta, el cortejo fúnebre de tu despedida volar a en ecos a través de las arterias y las venas de los que con un corazón firme aman esta patria, aman las raíces, los tallos y las ramas de tus pinos y pangolas.

La humedad transparente del aire será convertida en polvo y piedras. Y el silencioso espacio de la madrugada estará ocupado por cemento, arena y volquetas la angustia caminará por sus montes, y no se verá a los niños marotear en las destruidas praderas.

¡Hola Loma Miranda todavía no está muerta!

Atentamente,

Dr. Sergio Solís Taveras

T-809-236-4578 C-809- 760-3360

E-mail sersol6@hotmail.com