Los amantes de la paz
Señor director:
Los amantes de la paz, estamos atónitos y aterrados, por culpa de la delincuencia y la criminalidad que cada vez más crecen, aunque así no lo entiendan las autoridades que ponen en entredicho su conocimiento de aritmética, pues viven acotejando cifras, lo cual no es factible en matemática porque es una ciencia exacta. Antes de las elecciones el actual jefe policial declaró: “disminuyó la criminalidad y la delincuencia” y dio números que no se ajustan a la verdad. También el Ministro de Interior y Policía dijo que era una percepción el auge de la delincuencia. A ambos es pertinente preguntarles ¿Las mujeres asesinadas casi a diario por sus maridos, clones del muñeco diabólico (Chucky), no son nuestras? ¿Mienten los periódicos que un día si y el otro también publican los atracados y asesinados por unos delincuentes cada vez más avezados y bárbaros? ¿Son cuentos de Ciencia Ficción los camioneros a quienes asesinos y ladrones no conformes con robarles su medio de sustento les amarraron las manos, les metieron las cabezas en fundas y luego los tiraron en una fosa para que su deceso fuera lento pero seguro?
Los crímenes bestiales de mujeres, hombres y niños son actos de barbaries en pleno siglo 21 y son impropios en una sociedad civilizada.
Hay días que los periódicos salen teñidos de sangre, pero autoridades en vez de sumar restan, lo cual les gana muchísimos desafectos de los que pierden a seres queridos y de quienes por razones obvias tenemos las barbas en remojo. En honor a la verdad cuando escuchamos las pachotadas recurrentes de autoridades erráticas sin parangón, les endilgamos epítetos peyorativos, y los más chicos son indolentes e incompetentes.
Aquí ni siquiera los niños, que por razones obvias los adultos deberíamos proteger, están exentos de la criminalidad, pues abundan los violados por degenerados que incluyen a sus padres, tampoco podemos obviar la irresponsabilidad de madres que sabedoras de que sus maridos son depravados, dejan a sus hijos a merced de estos.
Niños y adolescentes deambulan por doquier, mañana, tarde y noche, pero peor les vas a los que mueren con frecuencia y no hay sanciones para los padres que obvian la Ley 136-3; mientras las autoridades son cobra- cheques y politiqueros y están en todo, menos en lo que tienen que estar. Es pertinente destacar la Ley de Protección a la Mujer 27-97, que es como si no existiera porque las asesinadas son al por mayor y detalle, y no se inmuta la Ministra de la Mujer, ahora muy preocupada por la ética de su partido, que hace mucho colapso.
Atentamente,
Teresa Gómez