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Como cada Domingo

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Volver a Santa Bárbara

 

La iglesia Santa Bárbara fue escenario de un acontecimiento histórico que en el momento de acontecer, no lo era: allí fue bautizado Juan Pablo Duarte el 4 de febrero de 1813, el niño Juan Pablo Duarte Diez, hijo de Juan José Duarte y Manuela Diez, residentes en la calle del Comercio, hoy Isabel La Católica, en la ciudad colonial de Santo Domingo, por sus padrinos, Luis Méndez, regidor de la sala Capitular de Santo Domingo, y Vicenta Cuevas y en el que firmaron como testigos Pablo Apolinario y Joaquín de Ozuna, oficiado por el sacerdote José Ruíz y Domínguez, párroco.

Ese templo y sus murallas en derredor es uno de los espacios en los que se percibe el pasado colonial, pero hasta ahora ha estado fuera de los itinerarios de los turistas que visitan la zona colonial.

Ese templo católico es uno de los patrimonios culturales de la ciudad de Santo Domingo, puesto en peligro por causas naturales (terremotos) y por el descuido y el mal manejo de su estructura. Habría que ver quiénes fueron los responsables de ese descuido, aún cuando sea para fijar responsabilidades históricas.
La estructura, tras mucho tiempo perdido, ha sido sometido a una restauración que al parecer va en buen camino, según han establecido dos expertos internacionales en edificaciones coloniales que supervisan los trabajos de recuperación de la Iglesia de Santa Bárbara y su entorno, auguraron que el templo será rescatado y Santa Bárbara será un importante atractivo turístico, social y comunitario.

Un valioso equipo profesional dominicano, convocado por la Fundación Luces&Sombras, que preside Juan Gilberto Núñez, ha estado trabajando para restaurar el tempo, labor que ha venido a ser supervisada por el arquitecto estructural Francisco Jurado y el antropólogo Ildefonso Ramírez González, dos autoridades mundiales, quienes aseguran que el templo es intervenido correctamente por el equipo profesional que dirige la Fundación Luces y Sombras y auguran que su rescate será exitoso.