El caso de la Policía es definitivamente complejo. Tal parece que de no efectuarse una profunda depuración la reforma que se promueve no pasará de aguas de borraja.

El presidente Luis Abinader reconoció la complicidad de los custodias con los reclusos que se fugaron en el poblado de Guerra cuando eran transportados desde La Victoria a un tribunal en San Pedro de Macorís. De los tres reclusos, uno no huyó, otro se entregó luego y un tercero, acusado de homicidio, sigue fugitivo.

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El fenómeno, que puede parecer aislado, ocurrió en medio de la sazonada reforma de la Policía. Otro ingrediente lo representa los 32 mil agentes que según el mandatario se requieren en las calles para garantizar la seguridad ciudadana.

Pero resulta que según el propio director de la Policía el cuerpo tiene más de 14 mil miembros que cobran sin prestar servicios. El caso es complejo.