En una nación en que la violencia hace ola el denunciado complot para ultimar al primer ministro Garry Conille y varios miembros del gabinete ensombrece más el panorama de ese país.
El plan, denunciado por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, ha coincidido con la decisión del Gobierno de retirar las escoltas a los funcionarios para reforzar la lucha contra las pandillas.
Después que el 7 de julio de 2021 sicarios asesinaron al presidente Jovenel Moïse en su residencia la inseguridad en Haití, con su secuela de crímenes, atracos y secuestros protagonizados por pandilleros, se ha convertido en una rutina.
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El poder de las pandillas ha alcanzado tanta dimensión que ni siquiera las tropas internacionales desplegadas en la nación han podido doblegarlas. Aunque algunos cabecillas hayan caído las propias autoridades reconocen su incidencia.
El problema nada tiene que ver, por si acaso, con las repatriaciones de haitianos desde República Dominicana, sino con la crisis de gobernabilidad que ha afectado a la nación. El complot que se ha denunciado es otro aviso para Estados Unidos sobre la necesidad de reforzar la seguridad en el país.