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Rafael Ciprián

Terminó con éxito incuestionable la Conferencia del Poder Judicial 2024. Esa actividad se había descontinuado y se retomó en este año. Tuvo como escenario el gran edificio en construcción, anhelo de la comunidad más popular del país, que constituye la Ciudad Judicial de Santo Domingo Este.

La práctica de realizar la actividad académica y doctrinal más importante de nuestro mundo jurídico es una necesidad perentoria. En ella se discuten y se aportan ideas de gran importancia para el funcionamiento y la transformación de la administración de justicia.

Resulta obvio que el Poder Judicial necesita una pronta reforma, que constituya una verdadera ola de cambios profundos, para adecuarlo a los nuevos tiempos. La justicia no debe seguir actuando de espaldas a la sociedad, ni recibiendo una calificación negativa de los usuarios.

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Aunque dentro del Poder Judicial a muchos no les gusta oír la verdad crítica, porque están acostumbrados a los hipócritas y aduladores de baja estofa, lo cierto es que todavía no nos hemos ganado la confianza de la ciudadanía.

Por esa razón, y para merecer esa imprescindible confianza, es urgente que el Poder Judicial se vuelque hacia la sociedad. Hay que explicar lo que hace la justicia. Hay que educar judicialmente a las personas. Hay que romper con la burocracia innecesaria y con los demás obstáculos que impiden una buena y pronta justicia.

La necesidad de una reingeniería profunda se impone en todo el quehacer judicial. Los jueces no pueden pretender vivir en una torre de marfil, desvinculados de su comunidad. El juez de hoy tiene que ser democrático, comprometido en la práctica con las aspiraciones sociales de las mayorías o no será nada. El magistrado elitista es una aberración, un anacronismo en estos tiempos.

Por todo eso el gran encuentro de tres días, en el marco de la Conferencia del Poder Judicial 2024, donde tuvimos la oportunidad de interactuar con juristas nacionales y extranjeros de alto nivel intelectual, y conocedores profundos de las ciencias jurídicas, fue un acontecimiento de primer orden. Ojalá que los encargados de la labor de relatoría rindan buenos informes, y que las críticas e ideas planteadas en esa actividad no se pierdan como en otras ocasiones, en que no pasaron de ser ejercicios de diletantismo.

Creemos que en una próxima edición de la Conferencia del Poder Judicial el público debe tener acceso a todas las actividades. Las puertas deben estar abiertas para el que desee participar. Decimos esto porque hubo espacios llamados “Ágoras” que se reservaron a círculos exclusivos. Fue lo más negador de lo que representó el ágora para los griegos, en la Atenas clásica. En todo lo demás, que fue mucho, felicitamos al Poder Judicial por su gran éxito.