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Crisis de Guatemala

Crisis de Guatemala

Luis Pérez Casanova

El sombrío panorama que marcan los nubarrones para manipular el balotaje del 20 de agosto en Guatemala demanda de la ciudadanía apelar al mismo espíritu con que en 1944 echó del poder al dictador Jorge Ubico Castañeda para trillar los senderos de la democracia, y en 2015 obligó a renunciar y a que se enjuicie por corrupción al presidente Otto Pérez Molina y a la vicepresidenta Roxana Baldetti.

Los aprestos del Gobierno de Alejandro Giammattei para impedir una victoria del sociólogo Bernardo Arévalo se han evidenciado con las fracasadas acciones golpistas incoadas por el fiscal Rafael Curruchiche.

Lo primero en llamar la atención fue que la ocupante del primer lugar, con un 16% en la primera vuelta, Sandra Torres Casanova, solicitara un recuento de los votos para tratar de sacar de competencia a Arévalo, quien quedó segundo con un 12%.

Ese porcentaje fue la gran sorpresa porque las encuestas apenas le otorgaban un 3% en la preferencia del electorado. Al determinarse que no hubo irregularidad, el Gobierno comenzó a mover sus piezas más pesadas para abortar el proceso.

¡Vaya paradoja! El fiscal Curruchiche, sancionado por Estados Unidos por inventar acusaciones para impedir la participación en las elecciones de líderes opositores, consiguió a través de un juez, que ilegalizó por supuesto fraude en el registro de su militancia al Movimiento Semilla, que postuló a Arévalo, se ejecutara el golpe de Estado.

La acción se frustró, pero no por ello han desaparecido los nubarrones que ensombrecen el balotaje de agosto próximo.

La señora Torres Casanova, exesposa del expresidente Álvaro Colom, de quien se divorció para aspirar al más alto cargo, no representa preocupación alguna para Giammattei.

Más bien este la ha aupado, porque sabe que de ganar los comicios no emprenderá ninguna acción contra la corrupción y la impunidad. De hecho tanto ella como su exesposo ya han sido procesados y encarcelados por casos de corrupción.

El problema lo representa el líder de Semilla, un movimiento con mucho parecido con la Marcha Verde que por aquí surgió en demanda de castigo a la corrupción de los gobiernos peledeístas.

El Gobierno buscará impedir a cualquier costo que Arévalo, cuyo partido nació de las protestas contra Pérez Molina y Baldetti, pueda llegar al poder por miedo a que se investiguen escándalos todavía impunes.

Es la razón por la que los guatemaltecos, que en el 44 se levantaron para poner fin a la dictadura que se había iniciado en 1931 y que en 2015 hicieron procesar al presidente y la vicepresidenta de entonces, tienen que estar preparados para defender la democracia frente a un eventual golpe de Estado.