14 de junio: in memoriam
El sábado pasado se conmemoró el 55 aniversario del glorioso e inolvidable desembarco que por la vía aérea llegó al aeropuerto de Constanza, el domingo 14 en la tarde, del año de 1959. Esa expedición, seguida días después por desembarcos por la vía marítima efectuados en las playas de Puerto Plata, en Maimón y Estero Hondo, constituyen junto con el levantamiento Militar Constitucionalista del 24 de abril de 1965, los dos episodios de mayor trascendencia política, militar y social transcurridos en el transcurso del siglo XX en la historia contemporánea de nuestro pueblo. Las expediciones de junio de 1959, las causas que la motivaron y el largo proceso en que se desenvolvió el adiestramiento de los dominicanos y de otras nacionalidades que lo conformaron, apenas quedan en el recuerdo de la vida de este pequeño país, llamado por Fidel Castro Ruz “legendario, veterano de la historia, David del Caribe”.
Fue Fidel Castro Ruz, líder triunfador del Movimiento Revolucionario 26 de julio, que al asumir la jefatura del gobierno de Cuba, en abierta actitud de solidaridad con nuestro país acogió en su patria a docenas de jóvenes dominicanos provenientes de la pequeña burguesía urbana y casi en su totalidad profesionales universitarios que se trasladaron de otros países de Centroamérica, Puerto Rico, Venezuela y los Estados Unidos de América, para integrar una fuerza militar que regresara al país a combatir la férrea dictadura de Rafael Trujillo Molina. Los miembros del Movimiento de Liberación Dominicana, elaboraron un programa de gobierno patriótico que consignaba conquistas en todos los órdenes sociales, particularmente, señalaba la necesidad de una campaña de alfabetización y la revisión del sistema educativo para reformar íntegramente la enseñanza en todos los niveles.
Ordenaba ese programa, el establecimiento de un amplio sistema de seguridad social que amparara la niñez, la ancianidad y combatiera el desempleo, así como la ejecución de una verdadera reforma agraria y la revisión de los contratos de empresas extranjeras que estuviesen explotando las riquezas del país o manejando servicios públicos. El programa, breve por cierto, contemplaba otras conquistas en los órdenes sociales y políticos que determinaba el inicio de un proceso revolucionario que modificaría las estructuras económicas y sociales del país. Desgraciadamente en poco tiempo los expedicionarios fueron derrotados militarmente, carentes de apoyo popular e influyendo en ellos el desconocimiento de la realidad social del país, en esos momentos, pero también la naturaleza misma de los recursos militares de la Fuerzas Armadas y la naturaleza represiva y despiadada de los métodos de Trujillo, quien no era Fulgencio Batista, el dictador cubano derrotado por Fidel Castro. .
Cincuenta y cinco años después el pueblo dominicano debe rendir cálido homenaje de gratitud por el sacrificio de esos valientes dominicanos, que acompañados de cubanos, venezolanos, estadounidenses, puertorriqueños y españoles sembraron y abonaron con su sangre el árbol de la libertad y de la democracia, que tan precariamente mantenemos y que no debe desaparecer jamás.