Santo Domingo.- En 60 años de trayectoria musical, el cantante Danny Rivera se ha encargado de brindar al público esas canciones que perduran en el tiempo, de las que cuando sus melodías suenan, es imposible que el corazón no salte de emoción, y el “modo” romanticismo se encienda.

Escucharlas sonar en el dial es una cosa, pero en vivo es todo un espectáculo, no solo por las composiciones en sí, también por la calidez y la facilidad que tiene Rivera de convertir un concierto multitudinario, en íntimo, gracias a su interacción con el público, a quien trata como si fueran amigos de antaño.

Todas esas buenas vibras se sintieron el pasado sábado en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, cuando el artista boricua, nacionalizado dominicano, subió a escena acompañado de la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, bajo la dirección del maestro Amaury Sánchez, para entonar sus emblemáticos temas.

Con su característica bufanda colgando de su cuello salió Rivera recibiendo los renovados aplausos de un auditorio emocionado, entonando Amar o Morir, Como he de vivir sin tu cariño y Qué daría yo, primeras canciones de un largo y exquisito repertorio, interpretados de forma magistral, con una voz intacta, pues cuyos años no han pasado por ella.

“Buenas noches bienvenidos. El amor está aquí ¡Qué bueno que llegaron! Dijo el artista, quien dos días antes del recital, se convirtió en el nuevo huésped del Bulevar de las Estrellas, ubicado en la avenida Winston Churchill, de Santo Domingo.

Con la misma pasión e intensidad de siempre, Rivera interpretó cada composición, mientras un auditorio le mostraba su admiración y cariño, vociferándole ¡Bravo! ¡Te amo!, cuya respuesta del intérprete de 77 años eran “Y yo te adoro”.

Danny, en varios espacios durante el show, aprovechó la oportunidad para exaltar y aplaudir a la orquesta que lo acompañaba. “Qué especial se hace cuando tiene un grupo maravilloso de músicos, porque quiero que sepan que sin ellos un cantor no es cantor”.

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Entre anécdotas y unas cuantas bromas, continuó con temas como Con las alas rotas, Mi viejo, Amada amante, Los hombres de rabia lloran y Ódiame, de esta última, la partitura se le extravió al maestro Sánchez y lo hicieron “de olfato”, como explicaron entre risas. La interpretación fue tan excepcional, que el disfrute fue doble.

A estas le siguieron, Para decir adiós, a dúo con la joven cantante Diana Klauss; Al nacer cada enero, junto a su amigo y compadre Cheo Zorrilla; así como Mujer abre tu ventana, Madrigal, Mi árbol y yo, Jesucristo, Apocalipsis, Que será de ti, Libre, Tantos deseos de ella (Dos amantes) y Yo quiero un pueblo.

Luego de una falsa despedida, y entre los gritos de ¡Otra! Danny regresó para cerrar la romántica noche cargada de recuerdos y añoranzas, con la interpretación, otra vez de Tantos deseos de ella.