¿Qué Pasa?

“Dejé mi carrera para ayudar a mi hijo autista”

“Dejé mi carrera para ayudar a mi hijo  autista”

rostros. autismo.

Una vez el niño Eloy David Hernández López fue diagnosticado con autismo, a los 20 meses de edad, su padre, el economista Fausto Hernández, empezó a buscar ayuda, acudiendo a médicos tradicionales que de inmediato iniciaron con terapias y todo el tratamiento convencional para este tipo de padecimiento clínico.


Cuando su hijo cumplió los cuatro años de edad, al ver que era no verbal y que el tratamiento que llevaba no le funcionaba, decidió dejar a un lado su carrera y dedicarse por completo al abordaje terapéutico de su hijo.


“Empecé con un proceso que implica la desintoxicación, sobre todo de metales pesados y de aluminio que es el componente más tóxico que existe y que se transmite al feto vía las madres y las vacunas, por distintos procesos fisiológicos”, explica el también matemático.


Señala que para seguir ayudando en el desarrollo de su hijo con autismo, continuó con un proceso de terapias que no tiene nada que ver con el uso de medicamentos y de ningún tipo de fármacos.


“Solo tratando de restablecer procesos metabólicos que estos niños autistas tienen truncos, como es el problema de una relación deficiente de magnesio sobre calcio y todos los demás electrolitos, como potasio sobre sodio, y sobre todo de los omegas 3 y 6 que es un desbalance nutricional que acontence en cada uno de estos niños”.


Hernández dice que el autismo no es una condición ni es una enfermedad como tradicionalmente se ha diagnosticado, pero no significa que los niños no estén enfermos.


“La enfermedad es una inflamación, sobre todo a nivel intestinal, que se traslada al cerebro y de alguna manera afecta el tejido neuronal o tejido cerebral como comunmente se le conoce”, dice Fernandez.

Para este padre, la idea es bastante simple en cuanto al diagnóstico, y considera que es lo mismo que se le dice a todos los padres: “Su hijo tiene autismo, eso no tiene cura, puede que hable y puede que no, no se va a educar y va a tener que necesitar asistencia para toda la vida”.


En conversación con Que Pasa, dijo que al escuchar este diagnóstico en vez de desanimarse lo que hizo fue desafiar todos esos convencionalismos y dedicarse a estudiar a fondo los mecanismos subyacentes en términos de los problemas bioenergéticos que tienen estos niños y corregir ese truncamiento para que ciertas proteínas del cuerpo puedan funcionar adecuadamente.


“Existen dos tipos de terapias que son extraordinariamentes, simples y baratas. Cualquier padre que tenga niños con autismo hoy día, está gastando en terapias mensuales un equivalente a 20 mil pesos”, dice el economista.


Agrega que las terapias principales son las que se conocen como heliotearapias, que es exponer el cuerpo al sol al mediodía, un determinado tiempo y con esos rayos solares conocidos como ultraviolesta V, el cuerpo empieza a producir vitaminas D3, además activa las vitaminas C y E, que son poderosos antioxidantes.


La otra terapia, dice, tiene que ver con lo que le llaman Granding o exponer los pies directamente a la tierra. “Sencillamente es porque el cuerpo humano funciona ante el planeta como si fuera una antena y la tierra funciona como un donante neto de electrones hacia el cuerpo humano y eso corrige los procesos de estrés oxidativos que se dan en estos niños”.


Fernández dice que desde que se dedicó a estudiar sobre el autismo, su hijo siempre lleva un proceso de nutrición que lo aleja de todo lo que tenga que ver con granos, leche, además tiene restricciones completas con los azúcares, por los cambios que esta provoca nocivamente a nivel de la composición bacteriana del intestino.


Señala que ha acudido a muchas charlas y que todas diagnostican el autimos como un trastorno neurológico que eso es falso.


Hernández asegura que después de asumir el tratamiento, su hijo, quien va a cumplir 14 años, ya habla, cursa el séptimo curso y ya no lleva un tratamiento rígido.

UN APUNTE

Charlas


Fausto Hernández cuenta con el Centro Educativo de Autismo Creativo (CEDAUC) donde se encarga de desarrollar, motivar y promover las fortalezas de los niños con autismo, además de ofrecer charla, talleres y entrenamientos formales a padres donde se le enseña el programa que ha denominda “Protocolo de nutrición sedado”.