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Desafío al espectador

Desafío al espectador

Escena de la obra Doble o nada, en el Teatro Lope de Vega, en la que actúan Gianni Paulino y Henssy Pichardo.

Por años los espectadores del teatro dominicano hemos seguido el mismo patrón: estar a la expectativa de ver qué se presenta, dónde se presenta, quiénes actúan, quiénes son los dramaturgos y cuáles son los precios.
A esto sumamos si la sala nos queda lejos o cerca, su accesibilidad, si hay parqueo, con quién vamos a ir y hasta la ropa que nos vamos a lucir.

La experiencia de ir al teatro es distinta a las experiencias al disfrutar otras formas del hecho artístico.
No es lo mismo ver un cuadro, incluso una obra maestra en una exposición, o ver una película en el cine, o disfrutar de una escultura. En esas circunstancias ni estarán ni el pintor, ni el escultor, ni el director de la cinta.

En el caso del teatro no es así. No se trata sólo de la asistencia al espectáculo. Es el involucramiento cómplice con las emociones expuestas, con las señales de aspectos que hemos vivido todos.

Con el teatro se produce otra sensación. Lo que se produce es una vinculación piel a piel que rodea y une a protagonistas en el escenario y la gente que acude a platea.

Hacer teatro es difícil, demanda esfuerzos, ensayos agotadores durante meses, esfuerzos de lograr patrocinio, empeños para promover el espectáculo y finalmente, montarlo en uno, dos o tres fines de semana.

Los espectadores hemos estado como exclusivamente consumidores y elementos pasivos a la espera de ver qué nos ofrece el teatro, qué nos comunica, qué tema va a presentar qué actores van a actuar, cuál es el dramaturgo, ver si la obra ha sido premiada o exitosa en otros países, en una especie de examen profiláctico que, de ser aprobado, entonces vale la pena comprar los boletos.

Los espectadores no podemos seguir siendo solo escenografía viva. Debemos apoyar el teatro, darle calor sobre todo a las salas independientes que se han multiplicado y que no dependen del Ministerio de Cultura o de una gran fundación privada.

Las salas de teatro, afortunadamente, han crecido por espacios en Santo Domingo. Nadie puede imaginar si el esfuerzo que supone establecer una sala de teatro para darle a los espectadores nuevas opciones.

Llega el tiempo de que los espectadores nos hagamos conscientes de que el teatro, sobre todo el independiente, necesita y merece apoyo y que hagamos mucho más que ser los potenciales consumidores de lo que el teatro ofrece. Que tengamos una actitud activa de apoyar estas salas alternativas. Hay salas de teatro en plazas en centros comerciales, en viviendas, en espacios que se van creando.

El listado de salas nuevas es extenso e incluye a Guloya, Casa de Teatro, Las Máscaras, Chao Teatro, Ágora Mall, Nova Teatro, 360 Sambil (Plaza Sambil) y otras.

El más reciente proyecto es Teatro Lope de Vega, en Novo Centro, una apuesta arriesgada de Gianni Paulino, actriz, productora gestora social sobre todo en favor de las personas envejecientes. A un espacio propio en el edificio del centro comercial Novo Centro.

En este caso, esa sala tiene costos muy altos. Gianni Paulino, decidió apostar sus ahorros a una sala de teatro como hay pocas: buen diseño escénico y de platea, cómoda, buen sistema de aire acondicionado.
Todas las salas merecen apoyo.

Los espectadores además de ir a ver las obras de teatro además de comprar las boletas, debemos ser sostén y apoyo del teatro independiente. Nos corresponde ser palancas que impulsan. Estamos llamados a ser plataformas que sostiene.

Bien haríamos con constituirnos en núcleos activos organizados de amantes del teatro y crear una especie de pequeños grupos o patronatos, de forma directa y militante. ¿Serían patronatos? ¿Grupos de apoyo?
Deberíamos, nosotros los espectadores, ser quienes impulsáramos a ir al teatro a mucha gente que nunca ha ido y que no sabe lo que significa la primera experiencia. Ese es el desafío espectador.

El gran desafío del espectador es constituirnos en núcleos activos organizados de personas que, amando el teatro, asumimos el papel de promoverlo por medio de grupos de espectadores responsables, que sirvan para expresar ese respaldo, sea mediante los medios de comunicación, sea interactuando con otras personas, sea promoviendo esa primera experiencia teatral.

El teatro permite otra forma de relación con el arte: estar frente a una actuación, cara a cara, manejando emociones y situaciones humanas que a veces nos tocan nos mueven y nos movilizan.
El teatro es una experiencia trascendente, merece que los espectadores asumamos un rol diferente al pasivo papel que tenemos hasta el momento.