New Jersey.- El localizador del cerebro humano se enfrenta a un nuevo desafío en las avenidas del Down Town de Nueva York, donde el periodista dominicano Aristófanes Urbáez dice no cogerle regalados 20 dólares a un amigo porque no dan para nada, menos ahora que el edificio del New York Times luce vacío y golpeado por el mundo digital, que se expresa en una de las esquinas de los edificios del Stare Square, donde unas letras inmensas constituyen los titulares de las noticias de últimos minutos durante el día y la noche.
Antes en La 42, donde un amigo dice no entender por qué los americanos la llaman Forty Second, se entendía que la gente embelesada caminara atropelladamente por allí sin chocar, pero en este mundo postmoderno lo hacen de la misma forma, a pesar de que todos van con un celular en la mano chateando, jugando a Pokemon go o muertos de risas, peleando o haciendo señas solos, porque hablan mientras caminan con un amigo o pariente, chino, pakistaní, ruso o cualquier otro ciudadano ubicado en cualquier lugar del planeta.
En una de las explanadas unos jóvenes hacen acrobacias a los miembros de las multitudes que optan por detenerse para ganarse el “lunch”, beberse un trago, comprar la carga del celular y reunir para la renta. Mientras no se sabe qué ganan con exhibir las figuras unas jóvenes norteamericanas que recorren el centro de Nueva York desnudas, con las partes íntimas cubiertas con una pintura de la bandera de Estados Unidos.
Cuando los muchachos saltaban y cantaban para ganarse el moro, un joven quería irse a los pleitos con un hombre que andaba acompañado de dos bellas musulmanas, que representan el otro extremo del exhibicionismo, ya que llevan arropados hasta los cabellos, honestidad que no convencen a Donald Trump.