Dentro de la escuela dominicana hace falta el orden, la disciplina y deseo de enseñar. Da la impresión de que los maestros solo están detrás de un salario.
En vez de avances significativos en la educación, parecería que todo ha quedado congelado y se va hacia el abismo. Solo hay que ver las fallas fundamentales que tienen los estudiantes a cualquier nivel.
Con los bachilleres que están saliendo de las escuelas públicas es imposible pensar, a nivel colectivo, en buenos futuros profesionales. Se dan, como siempre ocurre, individualidades de estudiantes bien capacitados, que de las irregularidades de la docencia salen con notas excelentes.Los exámenes deberían impartirse tanto a los educadores como a los estudiantes.
Lo ideal sería aplicar la baja profesoral, sancionando al maestro que no tenga calificaciones poco más que aceptables.
La falla de aprendizaje de los estudiantes a todas luces es una responsabilidad que cae sobre los profesores. Donde se queman todos los estudiantes, hay que ir a investigar la metodología que utiliza el profesor.
Lo más lamentable es que se está perdiendo el apostolado del profesor, quien, después de los padres, es el forjador de los muchachos. Hoy la mayoría de los maestros son autómatas, que imparten docencia y no les importan los resultados.
El cuatro por ciento para la educación no era una varita mágica para mejorar la docencia. Por el contrario, profesionales de otras áreas, sin el mejor nivel, se han metido a profesores, sin estar adiestrados para esta labor.
El problema fundamental de la escuela dominicana no era el cuatro por ciento, sino la capacitación de los maestros, lo cual no se está haciendo ahora mismo al nivel que exigen las circunstanciasUna demostración de ello es que la mayoría de los egresados en las escuelas del magisterio tienen problemas para aprobar el examen final. No es culpa de ellos, quizás esforzados al máximo, pero con lagunas que les vienen carcomiendo desde sus años de estudiantes.
Hay que hacer una revisión del magisterio, y si es necesario aplicar la baja profesoral, pero siempre actuando con el criterio de capacitar y modernizar al maestro y adecuarlo a la enseñanza del siglo 21.Para el próximo año la moral y cívica se deberá impartir a todos los niveles. Ello podría elevar el estatus de conciencia de profesores y estudiantes, y sacar la violencia dentro de las aulas. A la escuelas se va a estudiar, no a boxear.
Por: Manuel Hernández Villeta