El presidente estadounidense Donald Trump se aboca a otro conflicto en la región con la decisión de utilizar tropas militares para combatir a los cárteles del narcotráfico.
No se trata de asesoría ni de guerra encubierta sino de pasar por encima a la soberanía de los países para perseguir a los grupos que según él inundan a Estados Unidos de drogas narcóticas.
México, Venezuela y Colombia, que estarían entre los principales blancos de la intervención militar estadounidense, han rechazado cualquier violación de su soberanía territorial.

En el caso de Venezuela, Washington ha anunciado una recompensa de 50 millones de dólares para quien colabore con la captura del presidente Nicolás Maduro, a quien califica como uno de los mayores narcotraficantes de la región.
Es posible que diplomáticos y jefes militares estadounidenses hayan iniciado contactos con la región sobre ataques militares directos y unilaterales a cárteles de drogas en la zona. Al confirmar la versión divulgada por The New York Times, el gobernante afirmó que “América Latina tiene muchos cárteles. Hay mucho tráfico de drogas. Queremos proteger nuestro país. No lo hemos hecho durante cuatro años”.
Trump, que ha encontrado en los aranceles un arma para intimidar a muchas naciones, reconoció, sin embargo, que se trata de un juego difícil, aunque indicó que la decisión se ha tomado en beneficio de su país. Por ahora ha primado el silencio. No debería esperarse a que el plan se ejecute para reaccionar.