A los ataques de Hamás contra comunidades de Israel que provocaron al menos 1,200 muertos, ha seguido un devastador bombardeo israelí sobre territorios de la Franja de Gaza, con saldo de más de 1,500 fallecidos, a cuya población les suspendió los suministros de alimentos, agua potable, combustible y electricidad.
El ejército de Israel otorgó un plazo de 24 horas a más de un millón de residentes en el norte de la ciudad para que se desmovilicen hacia el sur ante una inminente invasión terrestre, lo que coloca a la mitad de la población de Gaza en extrema vulnerabilidad porque resulta imposible cumplir esa orden en cuestión de horas.
Los milicianos de Hamás, que incursionaron en territorio de Israel donde mataron a centenares de civiles, incluidos decenas de niños, pero también se considera una tragedia la muerte de 447 infantes en Gaza alcanzados por bombardeos de la aviación israelí, sucesos que consternan al mundo.
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Hamás anunció que a causa de los bombardeos han muerto 13 de las más de cien personas secuestradas en Israel y trasladadas a Gaza, por lo que el ejército israelí ingresaría a territorio palestino en procura del rescate de esos cautivos, que sus captores deberían liberar en lo inmediato.
Naciones Unidas, Estados Unidos, Rusia, China y Unión Europea no han sido lo suficientemente enérgicos ni persuasivos para instar a las partes a reducir tensiones y evitar en lo posible que poblaciones civiles se conviertan en escudo del terrorismo o de los intensos y mortíferos bombardeos.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, sostuvo un encuentro con el primer ministro Benjamín Netanyahu, para coordinar la ayuda militar estadounidense a Israel, pero no se refirió en esa conversación ningún aspecto relacionado con disminuir la intensidad de los ataques a Gaza.
La comunidad internacional está compelida a promover diálogo político en Oriente Medio, en procura de solución a un conflicto histórico y religioso signado por actos de terror y guerras en un territorio donde ambos pueblos deberían convivir en relativa armonía y absoluta seguridad.
Se admite que Israel enarbola el principio de legítima defensa al reaccionar ante los ataques perpetrados en su territorio por milicianos del grupo radical Hamás, pero ha sido una respuesta militar desproporcionada con intensos bombardeos sobre poblaciones civiles en la Franja de Gaza, a las que se les niega alimentos, agua, electricidad y asistencia médica y se le conmina a movilizarse de un lado a otro en cuestión de horas, lo que la expone al exterminio.