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EEUU y RU lo asesinan lentamente

EEUU y RU lo asesinan lentamente

Julián Assange antes de ser encarcelado por sus denuncias en WikiLeaks.

Gran Bretaña y EEUU asesinan lento a Julián Assange, recluido en la prisión londinense de Belmarsh, acusado de divulgar por la plataforma WikiLeaks que fundó, aventuras imperialistas en Iraq y Afganistán, dos países destruidos por Estados Unidos sin ningún soporte creíble de amenazar la seguridad de EEUU, y denunciar la infame prisión de Guantánamo con presos políticos, sin derecho a defensa, sin juicios ni condenas, retenidos ilegalmente por años.

Por ese invaluable servicio de valor y alta referencia de compromiso profesional de informar sin considerar las consecuencias, ejerciendo un periodismo independiente a título de riesgo personal, la máxima reputación de un periodista, Julián Assange es paladín y referencia del periodismo, mártir de la libertad de expresión.

Con ese ganado galardón repercutiendo en la aldea global, Julián Assange no ha merecido el reconocimiento ni la defensa ganado por su inmenso valor de informar sin favor no temor, de la comunidad internacional, los países que alegan defender la libertad de prensa, de Periodistas sin Fronteras, y en nuestro país de nadie.

EEUU y RU lo asesinan lentamente
Julián Assange luego de varios años preso.

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Comenzando por EEUU, que auto arroga constituirse en garante planetario de ese difícil precepto, que deshonra acusando a Julián Assange de divulgar por su plataforma virtual WikiLeaks, el vademécum de atrocidades del imperio, solicitando a Gran Bretaña su extradición para juzgarlo a su conveniencia, cinco años de prisión, cadena perpetua o pena capital.

En declaración divulgada el 2 de noviembre de 2017, Julián Assange expresó que los informes publicados por WikiLeaks de su autoría, no fueron hackeados, sino obtenidos por el Departamento de Estado de EEUU, mediante ley de Libertad de Información del 3 marzo de 2016, canon legal que expresamente libera a Assange de violar ninguna ley.

El 19 de junio de 2012, el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, concedió asilo a Julián Assange en la embajada ecuatoriana en The City, donde solicitó asilo el valiente periodista ante la amenaza de deportarlo a Suecia, acusado de violar a cuatro meretrices, tres fallecidas, y una cuarta desistió acusación.

Ese fue su peor error asilarse en la embajada de un país sin peso específico en la comunidad internacional, debiendo asilarse en la embajada de Rusia, China, India, México, Cuba, Francia, Suiza, Irán, Corea del Norte, Vietnam, donde las consecuencias finales hubiesen sido otra que la de Ecuador.

El 14 de abril de 2019, el entonces presidente de Ecuador, Lenin Moreno, clásico gobernante mequetrefe Banana Republic de EEUU, retiró a Julián Assange el asilo político en la embajada ecuatoriana de The City, expresando irresponsable “quitarse una piedra en el zapato”.

Assange fue apresado por Scotland Yard y remitido a la prisión de Belmarsh, acusado por la justicia británica de violentar la condición de asilado político, que no compromete la seguridad de Gran Bretaña, acusación cae en el vacío de la ilegalidad, el abuso judicial británico y la negación de la libertad de prensa.

Luego de doce años virtualmente preso en la embajada ecuatoriana de The City, Assange, 52 años, presenta hoy un estado físico de impactante deterioro, demacrado, disminuidas sus facultades cognitivas por tensión del presidio, falta de sol y ejercitarse durante su asilo.

Peor en la prisión de Belmarsh, elementos altamente censurables que podrían incorporarse como atenuantes para su simple liberación por no alegados hechos incurridos.

Empero, Assange teme de ser deportado por Gran Bretaña a EEUU, considerando el imperio implemente los histórica y mundialmente pesarosamente reconocidos aberrantes métodos de tortura física y emocional usuales de la CIA.

En el fárrago de ventilaciones de atrocidades incurridas por EEUU en los escenarios expuestos por Assange, en lo sucesivo, el imperio jamás tendrá recurso moral de censurar la libertad de expresión y de prensa en Rusia, China, Vietnam, Corea del Sur, Irán, Turquía, Arabia Saudí, Nicaragua, Cuba, Venezuela.

Con el caso de Assange, habrá indefectiblemente un antes y un después relativo a la libertad de prensa, asignatura que queda en vilo y en alta suspicacia universal de condenarlo.

En un cable noticioso de EFE divulgado en Londres el 11 de diciembre de 2019, el juez español Baltazar Garzón, defensor de Assange, declaró crítica la salud de su defendido, considerando que “su extradición carece de fundamento y es ilegal”, añadiendo que su defendido se encuentra totalmente aislado del mundo exterior, es decir, en solitaria, por 23 horas diarias, permitiendo un paseo de una hora, impedido del menor contacto interno.

El 22 de febrero de 2020, Edward Fitzgerald, abogado de Assange, denunció el acuerdo Reino Unido-EEUU que prohíbe expresamente entregar por delitos de carácter político.

La pelota del caso Julián Assange está en la cancha de Gran Bretaña.

El 6 de febrero de 2016, el madrileño diario El País divulgó el dictamen del Grupo de Trabajo Sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU, reclamando liberar de prisión a Julián Assange, respondida de “ridícula” por el ministro de Exteriores de Gran Bretaña, Philip Hammond, celebrada como victoria por Assange, considerándola vinculante.

La injusta y despreciable prisión de Julián Assange es el precio de un responsable y valiente periodista por denunciar 90 mil atrocidades de EEUU en Afganistán, 250 mil cables diplomáticos de barbaries de EEUU en varios países, y 800 abyecta prisión política de Guantánamo.

Corresponde al flamante monarca Carlos III debutar en grande, concediendo indulto total a Julián Assange, permitiéndole regresar a su patria Australia, liberarlo de la miserable coyunda acusatoria imperialista de ejercer el periodismo y el elemental derecho de informar, y redactar el infame ilegal proceso que ha deteriorado sus facultades psíquicas y físicas.

Por: UBI RIVAS
Ubirivas30@gmail.com

El Nacional

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