La Policía Nacional y los ministerios Público, de Interior y Defensa bregan por desatar el nudo que ata la delincuencia y criminalidad al cuello de San Cristóbal, donde ha sido reforzado el patrullaje policial y militar, aunque esa receta apenas alcanza para aliviar el drama mayor de la inseguridad ciudadana que agobia a la sociedad.
No sería posible prolongar en el tiempo un tipo de acometida contra la delincuencia que se sustente en la militarización permanente de las zonas infestadas por narcotráfico, asaltos, atracos, sicariato, violaciones y otros crímenes y delitos.
Esas medidas urgentes contra la criminalidad se comparan con lo que en farmacología se denomina taquifilaxia, que consiste en que el cuerpo se vuelve rápidamente menos sensible a un medicamento, por lo que con el tiempo se necesitan dosis cada vez más altas para lograr el mismo efecto.
Un buen ejemplo que demuestra que la movilización de contingentes o tropas hacia comunidades afectadas por altos niveles de delincuencia no es remedio duradero, lo representa el barrio Capotillo, en la capital, muchas veces militarizado sin resultados deseados en términos de contención de violencia y criminalidad.
No se niega que ante el auge de crímenes y delitos en San Cristóbal se requiere aumentar el patrullaje policíaco militar, pero se insiste en señalar que esa medicina no conjura el mal mayor, que debe afrontarse con medidas de amplio espectro social que impacten en la educación, salud, empleo y capacitación.
Si por patrullaje fuera se requiere aplicar esa dosis en la mayoría de las provincias de la región sur, en el Gran Santo Domingo, Santiago y región norte, Puerto Plata y Línea Noroeste, San Francisco de Macorís y el nordeste, La Altagracia, San Pedro de Macorís y otros asentamientos de la región este.
Ojalá que la ofensiva desatada por las autoridades contra la creciente inseguridad ciudadana en San Cristóbal sea premiada por el éxito, y que esa laboriosa provincia sea liberada de delincuentes que atracan, asaltan y asesinan de día y de noche.
Narcotráfico, delincuencia y criminalidad obran tomado de las manos en la formación y desarrollo de un cáncer que ya hace metástasis en áreas vitales de la anatomía social, económica y política de la nación, por lo que urge que Gobierno y Estado apliquen cirugía mayor para extirpar de raíz ese nódulo maligno.

