Editorial Opinión

El calmante

El calmante

Las diez medidas anunciadas el lunes por el presidente Luis Abinader para intentar contener el inusitado incremento de la inflación representan un gran sacrificio fiscal y presupuestario cuya efectividad dependerá principalmente del curso de la invasión de Rusia a Ucrania.

Esas iniciativas incluyen subsidios a los precios de los combustibles, transporte de pasajeros, importación de maíz, trigo, soya, harina y grasa vegetal, así como exoneración del arancel aduanero a importaciones de aceite refinado, mantequilla y margarina, leche en polvo, grasas comestibles, enlatados, pollo, ajo, pastas, habichuela, harina, pan, carne de cerdo y carne de res.

El paquete de exoneraciones y exenciones tendría una duración entre cuatro a seis meses, con un gasto previsto superior a los 20 mil millones de pesos, según calculó del ministro de Industria y Comercio, Vícto Bisonó (Ito), a lo que se agregan otros nueve mil millones en el incremento del programa Supérate, de asistencia directa a familia vulnerables.

En cuanto a los precios internacionales del petróleo, que ayer superaron los 124 dólares, el mandatario informó que cuando la cotización del barril del crudo se sitúe por encima de 85 dólares y por debajo de US$115, el Gobierno mantendrá invariables los precios internos a nivel del 4 de marzo.

El acelerado agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania podría anular o reducir significativamente ese paquete antiinflacionario por los efectos sobre la economía global de las restricciones económicas y financieras que occidente impone a Moscú.

Estados Unidos y el Reino Unido vetaron las importaciones de petróleo y gas desde Rusia, pero Europa rehúsa agregarse a la lista porque perjudica muy seriamente a sus economías, ante el riesgo, como ha advertido el Kremlin, de que el petróleo se dispare a 300 dólares el barril.

Las importaciones de alimentos básicos y materias primas de origen agrícola, que el Gobierno exoneraría de arancel y subsidiaría en un 10 % serían realizadas por las propias industrias procesadoras de esos productos debido a la carestía y escasez en el mercado internacional, matizado por la salida del mercado de Rusia y Ucrania.

Gobierno y población deberían asumir conciencia sobre el efecto limitado en la mitigación de la inflación que tendrían los subsidios y exoneraciones a importaciones y comercialización interna de alimentos, combustibles y materias primas, porque la duración de ese programa oscila entre cuatro a seis meses y porque no se vislumbra el fin de la convulsa

El Nacional

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