El secretario general del Partido de la Liberación Dominicana y presidente del Senado de la República, Reinaldo Pared Pérez, ha llamado charlatán al doctor Hugo Tolentino Dipp por haber declarado que el país ha sido convertido en un narco estado en medio de la mayor corrupción administrativa de la historia.
Un charlatán, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la lengua española es alguien que habla mucho y sin sustancia; hablador indiscreto, embaucador.
¿Quién es realmente este charlatán que responde al nombre de Hugo Tolentino Dipp? Es un doctor en derecho graduado en la Universidad de Santo Domingo en el año 1953, de la universidad Central de Madrid y de la universidad de Paris. Profesor de historia en Londres, Inglaterra, Estados Unidos, España, Portugal, Italia, Alemania, México, Argentina, Perú y algunos países africanos, entre otros. Profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y rector magnífico (1974-76). Durante la revolución de Abril de 1965 estuvo al lado del coronel Francisco Alberto Caamaño jugando un papel de primer orden en defensa de la soberanía nacional, de la libertad y la justicia. Presidente de la Cámara de diputados. Gran amigo y colaborador del doctor José Francisco Peña Gómez. Dirigente del Partido Revolucionario Dominicano. Canciller de la República en el año 2000. Renunció al cargo porque, como dice el poeta Mario Benedetti, uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere. Al renunciar al puesto de canciller, el charlatán de Hugo dio una muestra de entereza y de respeto por sí mismo.
El charlatán de Hugo es un intelectual acabado; historiador, ensayista, poeta, maestro de más de una generación. Un humanista.
El charlatán de Hugo no llegó a la política de la mano de la mediocridad ni del afán de lucro. El charlatán de Hugo no tiene cola que le pisen. Es por eso que puede hablar duro y claro sobre narcotráfico y corrupción.
Con casi 80 años de edad, el charlatán de Hugo habla con la fuerza de una montaña. Nadie puede derribarlo con diatribas ni insultos. Su fuerza está en la razón y la justicia. Su fuerza está en la ética profesional, política y social con la que ha vivido.
