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El cine dominicano como la bachata sin rosa

El cine dominicano  como la bachata sin rosa

Quiero ser realista. Hay mucho de improvisación en el cine local. Sus historias no dicen nada, sin un guión filtrado (si es que existe); es turbia muchas veces la dirección, y la dirección de fotografía es poco profesional. El diálogo repentista o situacional y actoral caen de bruces. Se fabrican películas con ideas artesanales. No se realiza cine.

El cine de la República Dominicana puede romper sus propios abrojos.

Extiendo mi respeto y admiración por la cualificación en talento a los cineastas: Claudio Chea, Elías Acosta, Sommer Carbuccia, Fernando Báez, Juan Basanta Ortiz, Agliberto Meléndez Jiménez, Aquiles Durán y Etzel Báez.

El cine de natura quisqueya puede mejorar, porque en la actividad cinematográfica, se hace indispensable, la consulta de ensayos teóricos que permitan profundizar los conocimientos del lenguaje. O sea, un análisis completo de la gramática conceptual cine-contenido: inventario preciso, detallado y sistemático.

Todo ello conduce a un exhaustivo análisis general de ideas que engloban tres de las características esenciales del cine: Intensidad, por la fuerza de las imágenes ligadas a la música; intimidad, por la forma en que la cámara penetra, aislándolos, en los detalles más íntimos; ubicuidad, porque nos transporta libremente a través del espacio del tiempo.

El cine tiene la comprobación del sentimiento de la realidad que provoca su génesis y que ha penetrado a la consciencia y el subconsciente de los espectadores de todas las épocas.

Con esto, preciso, que el entendimiento de la unidad dialéctica entre lo real y lo irreal en la percepción de lo cinematográfico. La transcripción de las tablas clásicas del montaje, la ubicación del rol creativo de la cámara en atención a sus posiciones con respecto al sujeto, a sus angulaciones y a sus desplazamientos debe contar una historia.

En tanto, la función cómplice de la música, los diálogos certeros, iluminación, montaje, decorados, color, los intérpretes, el vestuario acerca a las metáforas y los símbolos del cine creativo.

Las imágenes del cine dominicano no nos llevan a un texto fluido, es una profusión de comedias largas con base a situaciones banales.
La célebre fórmula del Esquissed´unepsychologie du cinéma (Esbozo de una psicología del cine); de André Malraux: “la instauración estética y la vida del cine han producido bastantes obras maestras como para que se pueda afirmar que el cine es un arte, un arte que ha conquistado los medios de expresión específicos, para desarrollar sus propias posibilidades con total autonomía“.

Hay que entender, que el cine, primero espectáculo, filmado o simplemente reproducción de lo real, poco a poco se fue convirtiendo en lenguaje: el medio de llevar un relato y de vehicular ideas; los nombres de David Wark Griffithy de Serguéi Eisenstein son los principales en la evolución del descubrimiento progresivo de procedimientos fílmicos perfeccionamiento del montaje.

Los “nuevos genios del cine dominicano” deben entender que gracias a una escritura propia que se encarna en cada realizador con su estilo, el cine, por eso mismo, se ha convertido en medio de comunicación, de información y de propaganda, lo cual, por supuesto, no es contradictorio con su cualidad de arte.

Muchos autores se han adherido a que “el cine es un lenguaje de imágenes con su vocabulario, su sintaxis, sus inflexiones, sus elipsis, sus convenciones y su gramática“, Alexandre Arnoux. Igualmente, Jean Epstein, ve en él “la lengua universal“, y Luis Delluc, afirma que “un buen film es un buen teorema“.

Esta atención al cine dominicano, es porque la percepción del espectador se va haciendo efectiva en la medida que el propio cine le proporcione una imagen subjetiva, densificada y pasional de la realidad. En el cine fluyen los resortes de la piedad.

El cine, fundado como arte es una selección y es un ordenamiento, dispone de una prodigiosa posibilidad de densificación de lo real que tal vez sea su fuerza específica y el secreto de la fascinación humana creadora.

La falta de academicismo en el cine dominicano, sin una auténtica historia del tema (story theme). Igualmente, nuestros productos cinematográficos o simples grabaciones en video proyectan el no quedar como finalista en las nominaciones de los IV Premios Platino del Cine Iberoamericano, del 22 de julio de 2017 en Madrid, España.

Dominicana tiene gente con talento y creatividad, pero los oportunistas han ganado el primer round, esta dramática situación, ha logrado que no aparezcamos entre las 43 películas clasificadas en ese evento internacional. Esto es un mensaje claro y definido de una omisión por la depresiva calificación de las producciones quisqueyanas.

La Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica en la República Dominicana. Gaceta Oficial10580, del 10 de agosto, 2010, tiene seis años de operatividad. Tiempo suficiente para que el país pueda tener un producto visual-sonoro de óptima realización.

No puede haber complicidad de incapacidad en los retratos del cine doméstico y temas sin ideas creativísticas. ¡Así no!
Al colofón, el cine debe ilustrar la realidad, mejorar aún, la posibilidad del origen. En primer plano, su valor, la dramaturgia del léxico y la sonoridad, para que la invención sea creativa y produzca logros espectaculares al cinéfilo.

El autor es periodista, analista social, consultor en geopolítica, con doctorado y Ph.D.

El Nacional

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