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El dios Jano

El dios Jano

Elvis Valoy

Ser recomendado para un puesto público por un funesto personaje internacional, capaz de convertirse en figura letal, y con posibilidades de desatar aterradoras furias pirómanas, y por demás, exhibir tarjeta de presentación que lo autodefina como «tu peor pesadilla», permite innumerables desatinos en un gobierno.

La comparecencia del ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez en el Senado, sacó a relucir su contradictorio e incoherente carácter, el cual quedó evidenciado en cada una de sus respuestas.

Contradicción tras contradicción, y sin espacio para un ápice de arrepentimiento, el jefe del MIREX ha demostrado ambigüedad, improvisación y falacia en sus desacertadas opiniones, quedando probado posteriormente que Álvarez se niega y se desdice sin afectarle en lo más mínimo su constante violación a la palabra.

Sobre su ambivalente discurso, está su reciente idea sobre un arbitraje entre Haití y nuestro país por el río Masacre, objetado por él hace unos días, para luego aparecer ante la OEA «defendiéndonos», poniéndose en evidencia la fuerza moral que tiene el refrán que atinadamente dice que: «Mentiroso sin memoria, pierde el hilo de la historia».

Álvarez argumentó ante el hemiciclo que «no había autoridad en Haití con quien negociar», por lo que él no recomendaba discutir ese tema.

Pero «como nadie da puntadas sin dedal», el mandamás de la diplomacia de la nación pasó a sepultar sus afirmaciones, demostrando nuevamente su «capacidad» de igualarse al dios Jano, que tiene dos caras, exponiendo ante la OEA todo lo contrario a lo expresado en el congreso.

Importándole un bledo los prejuicios que en contra de RD tiene el organismo de Washington, Roberto Álvarez acaba de atarnos a un punto sin retorno, haciendo el destino del río Masacre incierto, y sus devastadoras e intemperante incoherencias nos condujeron a los indescifrables designios de la estólida OEA.