Vimos con interés especial el discurso del Estado de la Unión del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, donde presento con optimismo sobre la posibilidad de un futuro sólido para esa gran nación. Por más de una hora, habló sobre los beneficios a largo plazo de terminar con la división partidista tan evidente entre la Casa Blanca y el Congreso, y en la aguda retórica que emana de la campaña presidencial de este año electoral, al igual que en nuestro país.
Respondió a las críticas republicanas que describen un oscuro panorama de una economía estadounidense en declive y debilidad en el escenario global. Dijo que sólo puede alcanzarse un futuro de paz, prosperidad y oportunidad si arreglamos nuestra política, reduciendo los obstáculos para votar, limitar la influencia del dinero en la política y poner fin al trazado de distritos del Congreso en beneficio de intereses políticos.
Admitió un arrepentimiento dentro de su discurso optimista de que las personas promedios creen que el sistema está manipulado a favor de los ricos o poderosos o de algún otro interés, a lo que prometió seguir trabajando al respecto mientras esté en el gobierno.
Llamo a encabezar una nueva lucha contra el cáncer, basada en el enorme incremento al financiamiento federal a los Institutos Nacionales de Salud para hacer de Estados Unidos el país que cure el cáncer de una vez por todas. Identificó varias áreas en las que demócratas y republicanos pueden trabajar en común para buscar una reforma de la justicia penal, promoción del comercio y el combate al abuso de las drogas.
Prometió determinación en la lucha contra el terrorismo y el grupo Estado Islámico, pero desechó las exageradas afirmaciones de que es la Tercera Guerra Mundial, rechazando el concepto de que el grupo Estado Islámico amenace nuestra existencia nacional, a los que llamo asesinos y fanáticos que deben ser erradicados, perseguidos y destruidos. Sobre el cambio climático, promovió sus esfuerzos para combatir el calentamiento global y dijo que, quienes dudan de que esté sucediendo eran bienvenidos a debatir.
En fin un contundente discurso donde nos muestra la realidad desde dentro, ya que en política, como me decían mis maestros Balaguer y Bosch, y el propio Pena Gómez, una cosa es con guitarra y otra es con violín, y los presidentes manejan informaciones y realidades más que el ciudadano común, que muchas veces exageran, tergiversan e incomprenden muchas cosas.
Por eso soy fiel estudioso de las rendiciones de cuentas, como político y diplomático por muchos años que hemos sido, inclusive en los Estados Unidos en funciones diplomáticas. Hay que rendir honor a quien honor merece, y el presidente Obama ha cumplido dignamente, con mas luces que sombras su rol y su papel histórico, rompiendo pronósticos y prejuicios, intereses y manejando positivamente las difíciles situaciones de la nación más poderosa del mundo, con capacidad y mucho tacto.