El mundo vive una situación caracterizada por las pérdidas. Se han perdido las rutinas diarias, los espacios de placer y compartir, de contacto físico con los seres queridos, y la estabilidad económica.
El desequilibrio económico, en especial, genera gran incertidumbre, pues amenaza la vida actual y futura que cada persona en su individualidad había visualizado para sí mismo o para su familia.
Así lo explica la psicóloga Perla Navarro Vásquez, quien agrega que producto de la pandemia, para algunas personas la pérdida de ingresos ya se ha materializado, mientras que para otras no ha ocurrido de esa manera, pero se siente el miedo a verse en la misma situación.
“Es esperable sentir miedo de perder el empleo o los ingresos ante un panorama como este, y para algunas personas las probabilidades son mayores que para otras, pero todas las emociones tienen un propósito”.
Afirma que en el caso del miedo, es un catalizador de acciones preventivas o cuidado, pues cuando sentimos miedo por algo que no ha llegado, lo mejor es aceptarlo y aprovecharlo, utilizándolo como impulso para la toma de acciones.
La terapeuta dice que si intentamos alejar ese miedo o ignorarlo, nos ponemos en una posición de evitación que paraliza. Al sentir miedo por la incertidumbre de que pueda pasar el futuro con el trabajo, puede ser útil hacer lo siguiente:
-Primero: reconocer el miedo. Decirnos a nosotros mismos “es normal sentir miedo de perder el trabajo, porque es algo muy importante”. Esto permite que evitemos culpabilizarnos por sentir emociones que en realidad son válidas.
-Segundo: no darlo por hecho. Si sentimos que nuestra ansiedad o miedo son muy altos, es posible que estemos pensando en la situación como si ya fuese un hecho, cuando aún no lo es. Cuando nos hacemos este recordatorio, bajan los niveles de ansiedad y podemos entonces pensar en acciones preventivas o de preparación, como: reducir el gasto para ahorrar o formar un fondo de emergencia.
-Tercero: poner en marcha esas acciones que nos permitirán estar un poco más preparados para una situación como esa, si llegara ocurrir.
“Si el caso es que ya hemos perdido el empleo o el ingreso, entonces hacer estos ejercicios permite que evitemos distorsiones como: nunca voy a salir de esta; y nos hagamos cargo de la situación; pasamos de ser víctimas pasivas de una circunstancia, a personas que afrontan los problemas, potencian sus recursos internos y externos, y buscan soluciones. Pasamos del miedo a la resiliencia”, concluyó la experta.