Esta semana tuvimos el privilegio de presenciar un nuevo capítulo de la historia de Montecristi y de su emblemático Morro, símbolo del Parque Nacional que ahora cuenta con un sendero ecoturístico seguro, confortable y disponible para todos los visitantes de esa hermosa provincia, hogar de nueve áreas protegidas y de ecosistemas elementales para nuestro país.
Del 16 de agosto del 2020, como ministro de Medio Ambiente, hemos hecho acto de presencia en Montecristi en más de diez ocasiones, dada su relevancia ambiental y ecosistémica, pues ahí están alojadas reservas científicas como la de Villa Elisa, el Parque Nacional Submarino de Montecristi, el de Manglares de Estero Balsa, y el Refugio de Vida Silvestre Cayos 7 Hermanos, entre tantos otros.
Durante este año y meses de gestión, detectamos que la iguana rinoceronte o cyclura cornuta (endémica amenazada) y el manatí antillano han sido especies altamente diezmadas. En respuesta, nuestra dirección de Biodiversidad está realizando los estudios técnicos que avalen la factibilidad de que sean reintroducidos tanto dentro de los límites de El Morro como en lugares circundantes.
Con la oportunidad de servir al país bajo el gobierno del presidente Luis Abinader, entre los grandes objetivos trazados ha estado el empeño irrenunciable de aplicar la Ley 64-00 y la 202-04, buscando recuperar la integralidad de las Áreas Protegidas. Así hemos hecho en Valle Nuevo, Sierra de Bahoruco y Los Haitises.
De ahí el trabajo realizado en el Parque Nacional el Morro, el cual fue encontrado en condiciones de abandono y desaprovechada en términos de los atractivos naturales al servicio de un turismo sostenible y del retorno económico que eso pudiera tener para los montecristeños.
A la par de una nueva y moderna oficina provincial a ser inaugurada en el 2022, como parte de esa visión de rescate y aprovechamiento de los privilegios naturales que República Dominicana nos ofrece, habilitar el sendero ecoturístico era un deber, el cual materializamos con el decisivo respaldo del Banco de Reservas y de su administrador Samuel Pereyra, a quien agradezco profundamente.
Hace 38 años, mi padre, presidente Salvador Jorge Blanco, emitió el Decreto 1315, declarando varias áreas protegidas, entre ellas la zona de El Morro. Y ahora, junto al presidente Abinader, honramos su visión y legado de que en ese Parque Nacional se preserve su riqueza natural para disfrute de todos sus ciudadanos.
En 170 metros de sendero forrado en madera hecha de plástico reciclado, con dos áreas de descanso y un mirador que da hacia el zapato, la vistosidad del lugar nos reconfirma el regalo que es Montecristi y las oportunidades que allí se presentan para el desarrollo económico local y el fortalecimiento de la marca país.
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