La falta de conciencia ciudadana volvió a evidenciarse con el voluminoso cúmulo de desperdicios arrastrado por las cañadas durante los torrenciales aguaceros provocados por la tormenta Franklin.

El indignante caso pone de manifiesto que no basta con exhortar a la ciudadanía a que no tire basura en las cañadas si no se aplica algún tipo de consecuencia a quienes violen la norma.

Inmensa cantidad de todo tipo de basura cubría la superficie de las muchas cañadas que algún día tendrán que enfrentarse como un desafío ambiental.

En las barriadas las cañadas operan no solo como vertederos, sino como cementerios de animales. Si los vecinos fueran más conscientes y vigilantes esas cañadas no serían los criaderos de mosquitos y fuentes de contaminación que hoy representan.

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Lo mismo que con la basura las autoridades se han conformado, al parecer, con orientaciones y advertencias sobre las consecuencias sanitarias de la basura en las cañadas.

Pero está visto y comprobado que es necesario aplicar sanciones para que la gente entienda que con los desperdicios no solo pone en riesgo su salud, sino la del entorno.

La basura transportada por las cañadas en estos días de lluvias testimonia la necesidad de actuar contra quienes tiren basura en las calles o en las cañadas. El problema de drenaje no es excusa, pues se sabe que se agrava por la falta de conciencia de la ciudadanía.