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EN LA REGIÓN

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Conspiración contra el sistema democrático

En el área del Caribe, nuestro mare nostrum, conforme definió el ilustre escritor colombiano universal Germán Arciniegas en su monumental obra Biografía del Caribe, hay hoy cuatro sanedrines que conspiran contra el sistema democrático aceptablemente establecido, en las versiones mediáticas de Venezuela, Nicaragua, Cuba y República Dominicana.

El sanedrín era en los tiempos de Jesucristo un tribunal que juzgaba a los inculpados de infringir las leyes, y en el caso del redentor de la humanidad, de propagar las instancias divinas de Jehová como su mesías referencial, por lo cual el sanedrín lo juzgó y condenó con la anuencia irresponsable de Poncio Pilato, gobernador romano de Judea.

El sanedrín venezolano, compulsa a sus ciudadanos, le precipita al desespero por la carencia de los artículos imprescindibles que exige la cotidianidad, con la inflación más alta del mundo, con un cabestro que asfixia la disidencia, un despilfarro de los recursos petroleros, los más grandes del mundo, y un desgobierno tipificado por la anomia, el fuercismo y esparcidor del miedo, y eso de ninguna manera puede considerarse democracia.

En República Dominicana el gobierno del presidente Danilo Medina conforme los resultados de la consulta cívica del 15 de mayo último, controla todos los poderes, el Congreso, Poder Judicial, Altas Cortes, Cámara de Cuentas o “Cuentos”, imponiendo con ese fardo de poder la asfixia de la disidencia por abrumador control de los poderes del Estado, y eso es una caricatura de democracia, secuestrada consentidamente la partidocracia por el PLD, por el apelativo cuestionable del susurro aurífero, y el poder omnímodo de un sanedrín de 35 individuos empotrados en el todopoderoso Comité Político que decide el destino de diez millones de dominicanos que somos hoy.

Alusivo al caso de Cuba, todas las reflexiones y coordenadas terminan por considerar que solo con la desapariciones del supremo comandante, Fidel Castro, que parcialmente “se retiró” del poder por una grave dolencia de salud en 2006, y de su relevo en su hermano Raúl, que se niegan a modificar el esquema obsoleto que no colma las aspiraciones que la revolución cubana estima de “burguesas” de los cubanos aspirar a percibir un salario conforme a sus capacidades para adquirir un televisor, un refrigerador, un mobiliario nuevo, un carro, donde los médicos perciben un salario de US$20, unos RD$2 mil pesos.

La revolución cubana justifica esa situación de penuria alegando que sus ciudadanos perciben educación, salud, energía y techo gratis, y el sistema burgués expresa que eso mismo reciben los animales en una granja, pero que hay una marcada diferencia entre un animal irracional y un ser humano pensante.

La revolución cubana ha subsistido apenas con la prótesis económica de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), a la que adeuda una suma colosal, que le compraba azúcar por encima del precio internacional y le suministraba crudos por debajo del precio del mercado, deuda condonada por el zar Vladimir Putin, y en estos tiempos la nodriza del chavismo que le suministra crudo por intercambio de médicos y profesores escolares, y ni así logra flotar la economía, ahora repuntando por recibir más de cien mil turistas norteamericanos de un total de cuatro millones a mitad de este año 2016.

Cuba debe a Venezuela impagos de petróleo de 2015 por US$15 mil millones, conforme experticia del Bank of America Merrill Lynch insertado en el diario Hoy, el día cinco de este mes, y cuando colapse el chavismo, que está a la vuelta de la esquina, la revolución cubana estrechará su acercamiento con el otrora imperialismo yanqui.
Otro caso patético del ocaso de la democracia secuestrada por el mandón de turno es el de Nicaragua, donde el presidente sandinista, Daniel Ortega Saavedra, se presentará el seis de noviembre próximo en su tercer intento consecutivo de capturar el poder, en unas elecciones que pronosticadas como una farsa, con la ausencia de todos los partidos de oposición, situación que generaría un vacío político de previsiones impredecibles y cataclismáticas.

Los sandinistas han desvirtuado su lucha frontal para liquidar 29 años de tiranía somocista, comenzando por apropiarse de las fastuosas residencias de los grandes socios de los Somoza, Tacho, Tachito y Luis, los dos primeros ajusticiados, el padre en León por Rigoberto López Pérez y Tachito en Asunción por un comando que le abatió con disparo de bazuka en una avenida de la capital paraguaya.

El presidente Daniel Ortega es obvio que ha copiado el método del PLD de secuestrar la democracia controlando los poderes fácticos con el expediente proditorio de las dádivas con que se elimina la disidencia y se aniquila la democracia, que deviene en una caricatura grotesca, una burla al sistema originado en la antigua Hélade, donde los tribunos acudían al Agora a dilucidar los asuntos de Estado transportados en literas que cargaban esclavos, en los pañales de la democracia.

Para mayor burla a la democracia, Ortega ha escogido como compañera de boleta a la farsa electorera de noviembre seis, a su esposa Rosario Murillo, emitiendo las controvertidas señales de iniciar una dinastía, idéntico a como consiguieron los Somoza, y así las luchas del sandinismo se diluyen porque asumen el idéntico procedimiento de a quienes combatieron con un valor que concitó la admiración planetaria.

Rosario Murillo, primera dama nicaragüense por dos ocasiones, es señalada por sus paisanos como el verdadero poder detrás del trono de su esposo, a quien la hija de su primer matrimonio, Zoila América, acusó a su padrastro de violarla, recibiendo no el apoyo de su madre, sino una reprimenda.

La oposición, como un solo partido, ha decretado desde ya la abstención a comparecer a las elecciones del seis de noviembre que estima, con argumentos y razones valederas, como un matadero y una burla grotesca a la democracia, que tiene sus soportes fundamentales en la disidencia de los partidos opositores.

En esa coyuntura, se avizora y pronostica un trance asaz peligroso para el ejercicio de la democracia en Nicaragua, y es posible que la oposición sostenga su actitud ante la farsa electorera, emita una señal valiosa al contorno caribeño de los sanedrines, y más allá, surgiendo posterior un temario novedoso para remover el cazurrismo y la obstinación por mantenerse en el poder de los que se auto consideran providenciales sin ser exactamente así.

La experiencia del seis de noviembre en Nicaragua sentará un precedente para los hijos de Augusto César Sandino, el Caribe, y más allá, si ha de imponerse las sandalias de César, o el albedrío de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes, sin el secuestro por los mandones de turno de los poderes fácticos que estructuran el Estado y construyen caricaturas de democracias.

El Nacional

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