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Enemigo peligroso

Enemigo peligroso

Con Alexei Navalny no son dos ni tres los rivales políticos de Vladimir Putin que por distintas razones han terminado en un hospital, la cárcel o el cementerio.

Ni siquiera en el exilio se han salvado los enemigos del dictador de Rusia. Dado su gran poderío militar y el apoyo de potencias como China, a la comunidad internacional no le queda más que el protocolar reclamo de que se respeten los derechos humanos y se garantice el libre juego de las ideas.

Navalny habría sido víctima de un intento de envenenamiento, una técnica muy empleada por las autoridades rusas contra los opositores, durante un vuelo de una ciudad siberiana a Moscú.

Que nadie espere una investigación creíble para establecer responsabilidades y menos enjuiciar a los verdaderos culpables.

El caso, como muchos otros, engrosará la infame galería de la impunidad. Periodistas, empresarios y políticos que se han cruzado en el camino de Putin, quien busca perpetuarse en el poder hasta 2036, han sufrido las peores consecuencias.

La manera que encontró Francia de condenar el atentado contra Navalny, de 44 años, fue ofreciéndole asilo político.

El Nacional

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