Editorial Opinión

Fin de la infamia

Fin de la infamia

En una breve comparecencia anoche por televisión el presidente Luis Abinader anunció que el Gobierno arribó a un acuerdo amigable con la empresa concesionaria de las autopistas del Nordeste y Bulevar Turístico del Atlántico para eliminar el “peaje sombra” que ha costado al Estado $26,835 millones en 13 años.

Es esa una buena noticia que pone fin a lo que el propio mandatario define como una infamia que obligaba al Gobierno a pagar casi cien millones de dólares al año para completar la partida que debía recibir la concesionaria en la administración de los peajes en ambas autopistas.

Como parte del acuerdo, el Gobierno pagará 410 millones de dólares para desinteresar al consorcio colombiano que construyó esas vías con lo cual quedará finalizado el contrato y los peajes pasarán a control del fideicomiso estatal RD Vial.

La terminación de ese contrato generará un ahorro al Gobierno de aproximadamente US$1,500 millones, aunque el Estado ha pagado ya el doble del costo de construcción de esas autopistas, estimado en unos US$305 millones.

Ese fue un contrato leonino, que ha costado a los contribuyentes casi 27 mil millones de pesos en 13 años y aún faltaban 17 años más para concluirse, algo insólito, porque además esas vías están subutilizadas a causa de los altísimos precios que los conductores deben pagar por cruzar sus múltiples puestos de peaje.

Sin saber de cuales fuentes el Gobierno obtendrá los US$410 millones que concertó pagar a la empresa concesionaria de las autopistas Nordeste y Bulevar Atlántico, el anuncio de que se pondrá fin a esa ignominia motiva regocijo colectivo.

Se resalta como positiva la promesa presidencial de que a partir de enero se reducirá el costo de los peajes por uso de esas carreteras, lo que permitirá que se conviertan en activas vías de tránsito hacia y desde Samaná y la región nordeste, con sustancial ahorro para los conductores.

Lo anunciado por el presidente Abinader ha sido una muy buena noticia que deja atrás 13 años de indignación e impotencia reflejada en el hecho de que durante ese periodo hubo que pagar al concesionario de esas vías casi al doble de su valor y aun restaban 17 años más de obligación de pagar miles de millones hasta concluir el fatídico contrato. Algún día se contará la historia de esa infamia.

El Nacional

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