Gobernar no es ejercer el poder
“Dice Desiderio Arias Que lo dejen trabajar
Porque si coge el machete (la carabina) Nadie sabe lo que hará”
(Merengue Desiderio Arias, música Julio Alberto Hernández, letra Emilio Morel).
Una reducida nómina de ciudadanos ha irrumpido en el bronco escenario que estremece al país saturado con la purulencia corrupta, postulando la renuncia del presidente Danilo Medina por el catálogo de anomias que demuestra su administración constitucional, y con la ponencia descabellada, concitaron un inintencional respaldo colectivo al gobernante.
El más destacado postulante de la absurda e inviable tesis es el escritor Andrés L. Mateo, que en la obligada lectura de su columna en el periódico Hoy del pasado 22 de junio, señala las anomias del gobierno del presidente Medina, sotto vocce que repercute como un eco que cubre la geografía nacional, y más allá.
Acusa al presidente Medina de violentar la Constitución, imponiendo la reelección, una lacra que ha repercutido con gravísimas consecuencias en el devenir turbulento de 173 años de tránsito republicano, con referencias trágicas en el vende patria Buenaventura Báez Méndez, seguido por Ulises Heureaux, el terrible Lilisibus ladronibus, ocurrencia que costó la vida al poeta puertoplateño Juan Isidro Ortea, seguido por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y Danilo Medina.
Imponer su reelección “aplastando como una rata” a Leonel Fernández, intimidándolo con el cuco doble prieto de Quirino Castillo, y el secuestro complaciente por el susurro aurífero, el showroom de vilezas del Congreso.
Arbitrar a su albedrío un cuestionable déficit de RD$205 mil millones; irresponsable deuda externa del 40% del PIB de US$37 mil millones que pagarán los biznietos del presidente Medina, 14 centavos de cien recaudados, desdeñando las penurias y humillaciones que sufrimos los dominicanos con Westendorp y Santo Domingo Improvement que saldó el perínclito el 24 de septiembre de 1940 por US$16 millones, dejando US$14 millones, al caer ajusticiado el 30 de mayo de 1961, consecuencias de excesos en el montaje de la Feria de la Paz, 1955, por US$50 millones, y el rearme de 1959 por otro monto igual, luego de las expediciones libertarias del 14 y 19 de junio ese año.
Virtual secuestro de la partidocracia por el expediente de las canonjías, con la excepción de importancia del PRM, única alternativa de posibilidad de cambio 2020.
En declaraciones formuladas el pasado 21 de junio, el presidente Medina pidió a los periodistas que le permitieran trabajar (gobernar), pero trabajar (gobernar), no es ejercer el poder, sino trabajar (gobernar), bien, de manera que reditúe óptimo en todos los gobernados, y esa no es la percepción que la inmensa mayoría no dispensamos al presidente Medina.
Permitir trabajar (gobernar), sin un asomo de renuncia, que perjudicaría terrible al país de sólo pensarlo, es convidar al presidente Medina a transitar la senda correcta, desertando de las prácticas censurables señaladas, a las que es preciso añadir rediseñar la política educativa de manera que las aulas que se crean estén dotadas de mobiliarios y profesores competentes, aspirando que las cubicaciones respondan a lo correcto, no sobrevaluadas en terrenos adquiridos.
Que en las visitas sorpresas se descontinúe su filosofía por endeudamientos, que en su mayoría cubren sus financiamientos, y habilitar el reglamento de la Ley 4314-48 que dispone los depósitos de alquileres de viviendas fluyan al Banco Agrícola, permitiendo al presidente destinarlos a ese propósito.
Estabilizar los 54 hospitales de quirófanos, moribundos, por desatenciones financieras, sin medicamentos, equipos, mantenimientos.
Reducir la hipertrofiada nómina estatal y encauzar esos recursos a cubrir los traslados de las muchedumbres que residen a orillas de los afluentes, convirtiendo esas áreas en avenidas y paseos, añadidos profundizar las evasiones de impuestos aduanales y fiscales de empresarios.
Diseñar un programa efectivo para reducir la delincuencia y los crímenes que aterran a la ciudadanía, y superar los congestionamientos vehiculares en todas las horas que ahora son “pico” en el Gran Santo Domingo y Santiago de los Caballeros, apremios que el Partido de la Liberación Dominicana ha demostrado absoluta anomia.
Superar el suplicio de los apagones energéticos pagando a los generadores y eliminar a los intermediarios, iniciando un monitoreo veraz que identifique las sobrevaluaciones de Punta Catalina estimadas en US$500 millones, identificando y procesando a los contratistas responsables de este colosal timo al país.
Pautar una política migratoria conforme al espíritu de la Ley 285-04, y deshatianizar al país, otra lacra del PLD que ha saturado de ilegales haitianos la geografía nacional, como nunca antes, deteniendo el tráfico de carbón hacia el incordioso vecino, formalizando un TLC para normalizar el comercio bilateral, no el caos actual.
Eso se llama gobernar, no ejercer el poder.
Esos son los retos que tiene por delante el presidente Medina para superar la anomia que ha demostrado en estas disciplinas, extensivo al ex presidente Fernández, para cuya hercúlea gestión dispone del respaldo homogéneo de las fuerzas cívicas importantes del país, los poderes fácticos, incluidos, nunca el atajo absurdo de renunciar la presidencia, sino honrarla, acometiendo con éxito estas exigencias y apremios medulares.
Tampoco secundar a Diógenes Céspedes frotar su lámpara para que broten un par de mocanos, como el 26 de julio de 1889 y el 30 de mayo de 1961.
Sólo gobernar bien, con el apoyo espontáneo de todos, por el país, el PLD y el presidente Medina.
¡Alea jacta est, Arroyo Cano!