Con mucha sutileza el Gobierno avanzó otro paso en el diálogo que promueve sobre una reforma fiscal. Nada de generar nerviosismo, pero sí de mantener sobre el tapete como una tarea pendiente o una necesidad perentoria para la economía la revisión de la carga impositiva.
El ministro de Hacienda, Magín Díaz, precisó que ha llegado el momento de sentarse a discutir el tema de la reforma en el marco de una revisión más amplia del código tributario. Se apoyó en que desde 2017 no se revisan los umbrales del impuesto sobre la renta.
El funcionario ha sido un abanderado de la reforma, aunque ahora ha matizado su posición al señalar que la estabilidad social es lo prioritario. Al decir que llegó el “momento de sentarnos, de escuchar”, Díaz avanza un paso más concreto en el camino que podía desembocar en un diálogo sobre la controversial reforma.
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En ese proceso ha celebrado encuentros con grupos empresariales para exponer y escuchar sus planteamientos sobre la estabilidad y las perspectivas de la economía. Con el fracaso de la reforma que presentó, el presidente Luis Abinader dio por concluida la iniciativa sobre el proyecto que promueve el ministro de Hacienda. Abinader, hay que decirlo, no cerró la puerta por completo, sino que condicionó la reforma a que sea resultado de un amplio consenso. Es lo que ahora se promueve.

