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Grito por Haití

Grito por Haití

Alberto José Taveras

La Compañía de Jesús en Haití lanzó recientemente un «Grito de Alarma» a través de un comunicado emitido ante la grave crisis que sufre la vecina nación.

Este Grito por Haití dado el nefasto drama que vive ese pueblo ante la mirada indiferente de la comunidad internacional agravada desde el asesinato del presidente Moïse, el terremoto de agosto, la inseguridad, el control de bandas criminales, secuestros, el desgobierno y una economía colapsada motivaron este Grito de Alarma por Haiti: «Desde hace más de tres años, los jesuitas de Haití no han dejado de hacer sonar la alarma y de llamar la atención de la comunidad internacional sobre el vertiginoso deterioro de la situación del país, denunciando los excesos totalitarios del difunto Presidente, Sr. Jovenel Moïse, la captura del país por parte del sector económico mafioso, la falta de respeto por la vida y por los derechos fundamentales de la persona humana, y la miseria crónica en la que languidece la gran mayoría de la población haitiana. Los secuestros están muy extendidos, sacerdotes, pastores, empresarios, profesores, ciudadanos de todos los ámbitos y estratos sociales son secuestrados y mantenidos cautivos entre ellos un grupo de 17 estadounidenses y un canadiense exigiendo 17 millones de dólares de rescate.

La clase media se empobrece y está totalmente endeudada. A la crisis política y de seguridad se añade la escasez de combustible. Las terminales están controladas por los bandidos que dominan la capital sin piedad y ejercen el derecho de vida y muerte sobre la población.

El Centro Nacional de Ambulancias y muchos centros hospitalarios ya han anunciado que interrumpirán sus actividades, augurando una crisis humanitaria sin precedentes en medio de la pandemia.

Algunos productos de primera necesidad ya se están agotando. Ante este estado de cosas, invitamos a todas las fuerzas vivas de la nación a un despertar patriótico para decir no a la negligencia. Pedimos a los políticos haitianos que den una oportunidad al país.

Lanzamos un llamamiento urgente a los haitianos de la diáspora, a la comunidad internacional, a los países llamados amigos, especialmente a los Estados Unidos de América, Francia y Canadá, para que dejen de lado sus intereses mezquinos y tomen la verdadera dimensión del drama haitiano del que son actores.

No es posible que veamos pasiva o cínicamente cómo se marchita todo un pueblo. ¡A qué esperamos para acudir al rescate de este pueblo martirizado. La hora es grave, pero confiamos en que Dios pronto coronará nuestra resistencia y lucha, transformando nuestra desgracia en una fiesta, convirtiendo nuestras penas y lágrimas en una danza».