Dirigir una nación conlleva una enorme responsabilidad. Así como los enfermos requieren ser atendidos por médicos calificados, de la misma manera, las sociedades demandan de políticos profesionales.

Sócrates nos dejó en sus diálogos una maravillosa lección de que es una irresponsabilidad aspirar a dirigir el Estado sin los conocimientos requeridos. Lo hizo con el joven Glaucón, que quería dirigir el Estado y no pudo responder una sola pregunta sobre la República que aspiraba a dirigir.

Las adversidades mundiales demandan cada día de políticos que conozcan la problemática de manera holística. No es casual que los Estados Unidos, establecieran claramente la responsabilidad política de su clase gobernante sobre su clase dominante.

En siete debates, Abraham Lincoln tuvo que demostrar ante el experimentado senador, Stephen Douglas, que tenía las dotes, no solamente para ser senador, sino para ser un brillante estadista.

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Duele profundamente saber que hay aspirantes a dirigir el Estado dominicano, que nunca han oído hablar de Michel Foucault y las implicaciones del poder.

Los dominicanos atravesamos por una crisis de liderazgo. La apatía de los ciudadanos hacia los partidos políticos aumenta. La pérdida de credibilidad se acentúa y la abstención electoral es cada día más alarmante.

Pienso que se le ha perdido el respeto a la solemnidad que requiere aspirar a la presidencia de la República. Los estadistas no se hacen pagando redes sociales ni »bocinas,». Deben de estar avalados por una sólida formación política.

Para las elecciones del 2028, podría presentarse un escenario en que podría relucir la intelectualidad y la conceptualización de los candidatos presidenciales. Nadie duda que Leonel Fernández será el candidato por la Fuerza del Pueblo. El PRM tiene muchos aspirantes, pero quizás dos o tres estén plenamente capacitados para el cargo.

Guido Gómez Mazara, quien es uno de los aspirantes, posee un liderazgo nacional y eso le facilita construir una sólida candidatura presidencial.

Ramón Rodríguez
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