Opinión

Hay que actuar, pero rápido…

Hay que actuar, pero rápido…

Quiero aprovechar estos días de reflexión anclado en mi zona de confort para socializar algunas cosas a las que hay que ponerles mucha atención porque están afectando a sectores importantes de la sociedad dominicana.

Me dobla el corazón ver cómo los precios de los artículos de la canasta familiar que se venden en colmados y supermercados, fundamentalmente, están sangrando la economía de la mayoría de dominicanos.

Pero me lacera más ver los niveles de indiferencia de las instancias que tienen que intervenir, vigilar y monitorear para detener este abuso irritante contra la población que mantiene en estado agónico los precarios ingresos económicos que recibe .

Cómo es posible que la diferencia de precio de un producto a otro entre el mercado, colmado y supermercado esté rondando entre un 40 y 100 por ciento y nadie haga algo.

Para que ustedes tengan una idea de lo que estamos planteando, vamos a ilustrarlo con este ejemplo: El precio de un plátano en el mercado de la Duarte o Cristo Rey, en Santo Domingo, puede ser comprado en la actualidad entre cinco y ocho pesos la unidad; sin embargo, en los colmados y los supermercados está siendo mercadeado alrededor de 15 pesos.

Pero esta situación de abuso y descontrol en los precios se hace extensivo al arroz, las habichuelas, los aceites, las carnes, el pan y otros productos que son imprescindibles para alimentación de los dominicanos.

Este país no puede seguir así, es necesario ahora más que nunca, poner en movimiento instituciones que como el Ministerio de Industria y Comercio, Pro consumidor e Instituto de Estabilización de Precios, para que elaboren un plan de acción que detenga esa situación de abuso en contra de la población.

Hay que hablar claro y en serio con los actores que intervienen en la cadena de intermediación como los comerciantes mayoristas, minoristas e intermediarios para que a través de los mecanismos institucionales y legales el Gobierno pueda someterlos a la obediencia.

De no hacerlo así, parecería que entre las autoridades del Gobierno y el comercio existe un pacto de silencio en perjuicio de los consumidores, especialmente de los más pobres.

Pienso, me pregunto y digo, ¿hasta qué punto las autoridades oficiales entienden que la mayoría de las familia dominicana podrá seguir resistiendo este desorden en los precios de la comida combinado con un cero incremento de los salarios, sin que nadie diga esta boca es mía? Hay que actuar, pero rápido…

El Nacional

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