Las observaciones al proyecto de ley de fideicomiso, no siempre politizadas sino técnicamente bien fundamentadas, constituyen un mensaje que la Cámara de Diputados no puede obviar. Menos aún tratándose de una figura polémica, sin importar que se haya aplicado en el pasado.
Los congresistas tienen que hilar fino para evitar que un proyecto concebido para impulsar el desarrollo del país se convierta en un tollo.
Aunque no existía una ley los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina utilizaron la figura del fideicomiso para impulsar obras de infraestructura turística. En el caso del fideicomiso de Pedernales se designó como encargado de las políticas de desarrollo al entonces viceministro de la Presidencia y luego ministro de Economía, Juan Ariel Jiménez.
El exfuncionario no se ha opuesto al proyecto, pero ha advertido que de ratificarse tal como está atentaría contra la Ley de Compras y Contrataciones Públicas.
Aunque el Gobierno ha advertido que los fideicomisos públicos estarán resguardados por niveles de control y regulación interna, externa, legislativa y financiera, de todas formas la pieza tiene que ponderarse. Y de ser necesario escuchar y tomar en cuenta las observaciones de expertos para que la ley garantice el interés nacional.
Tras el fiasco que se creó con el fideicomiso para Punta Catalina, sobre todo con la incorporación de la figura del fideicomisante adherente, los congresistas no pueden dejar la menor suspicacia en torno a una ley que está llamada a desempeñar un papel importante en el desarrollo del país. Que muchas personas critiquen y opinen sin saber no es para imponer la pieza sin escuchar otras técnicas.
Es importante saber que los fideicomisos tendrán sus propios reglamentos, que en cada caso deben ser sometidos a la Dirección de Compras y Contrataciones. No podía ser de otra con una pieza que compromete el patrimonio público.
Como se ha hablado de desconocimiento de legisladores opositores que cuestionan el proyecto, procede entonces que se pongan los puntos sobre las íes para evitar o despejar confusiones.
