Violencia interpersonal sigue alta en RD
La violencia interpersonal en República Dominicana continúa muy alta en la comparación internacional.
El promedio anual de la tasa de homicidios en el período 2007-2012 en el país fue de 23.6 (según la Declaración de Ginebra, 2015) y prácticamente triplicó la tasa del promedio mundial de 8.8.
Supera, además, la tasa promedio de América Latina y el Caribe de 23.3, la región del planeta de mayor violencia en homicidios.
Nuestras cifras de suicidios son menos preocupantes, contrario a las que se registran en casi todo el resto del mundo, incluyendo a los países desarrollados ( ver tabla 1).
Para que se tenga una idea más acabada de las dimensiones que ha alcanzado la violencia en el país, en el período 1992- 1999 el promedio anual de homicidios fue de 1,016.
En los ocho años siguientes (2000-2007) ese promedio llegó a 1,747 y en los últimos ocho años (2008-2015) logró cifras de 2,184 homicidios. Las tasas promedios anuales de homicidios por cien mil habitantes, en los tres períodos antes señalados fueron 12.9, 19.7 y 22.7 respectivamente.
La violencia dominicana tiene un alto costo en vidas humanas y representa un elevado gasto económico, estimado en el 2015 en más de $400 mil millones de pesos dominicanos, según el Índice Global de Paz (2015), el 13,2% del PIB.
Por consecuencia, se ha convertido en un obstáculo importante para el desarrollo dominicano.
El costo ético de la violencia consiste en el fracaso de la sociedad dominicana para proteger a las víctimas, ciudadanos productivos y talentosos. En el caso de los victimarios, el fracaso consiste en no haber orientado adecuadamente a los jóvenes desviados por el camino de la violencia y delincuencia.
Las causas
Existen estrechas y complejas relaciones entre la violencia y los cambios que se producen en las condiciones socioeconómicas, políticas, individuales, familiares, comunitarios e institucionales.
En un estudio que realizamos en 2016 contactamos que el incremento de los homicidios entre el 1992 y el 2015 correlaccionó con las tasas inflación y desempleo.
No menos significativas son las relaciones entre la violencia y los niveles de desigualdad y exclusión social; con el incremento de la pobreza y los niveles educativos, así como la existencia de un alto número de jóvenes que no trabajan ni estudian.
Hay que señalar que en los últimos 17 años se incrementó en 661% la expedición de permisos para armas en civiles en el país y los heridos de balas aumentan en 69% del 2000 al 2015.
Se hieren por armas de fuego un promedio de 12 personas diarias y el 64% de los homicidios se cometen con ese tipo de armas, en la mayoría de los casos, ilegales.
En los últimos 10 años, han sido asesinadas un promedio de 5 personas por mes para despojarlas de sus armas.
Entre el 2000 y el 2015, hubo un promedio de 1,278 homicidios con armas de fuego, porque en el país donde circula una por cada 18 habitantes.
Los apresados por drogas crecieron del 2006 al 2015 en 138.4%, pasando de 11,145 a 26,559 los detenidos en redadas y Las incautaciones de cocaína aumentan en 144.8%, según datos de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
Recomendaciones
Proponemos algunas medidas puntuales para avanzar en la lucha contra ese flagelo:
1-Se amerita seguir atacando las verdaderas raíces de los problemas sociales básicos que afectan a la población en términos de pobreza y desigualdad social (con más educación, salud, vivienda, empleo y soluciones a problemas infraestructurales, entre otros).
2-Reforzar y apoyar a las familias, sobre todo a las más vulnerables, involucrando los medios de comunicación, las escuelas de padres, las organizaciones barriales y comunitarias en el proceso de educación para la paz en pos de un cambio de paradigma, que elimine los métodos educativos punitivos y autoritarios predominantes (castigo físico) tanto familiar como escolar.
3-Elaborar nuevos programas de prevención del consumo de drogas y alcohol en los barrios y comunidades.
4-Importantizar la labor de psicólogos, orientadores y trabajadores sociales en la prevención y tratamiento de los factores que inducen a la violencia y su relación con las drogas. Aplicar sanciones menos punitivas para adictos.