La homofobia es habitual en las escuelas; niños y maestros que se sospecha tienen una identidad de género diferente, son víctimas de agresiones verbales y físicas (bulling) que los llevan a abandonar sus estudios y hasta el suicidio. Contrario a las palabras del Papa «Quien soy Yo para juzgarlos» aquí azuzamos la intolerancia. «Va a sufrir y tendrá que irse».

En las escuelas hay mucha confusión, los discursos de las autoridades frente a los alumnos están llenos de prejuicios, intolerancia y discriminación, que rechazan a maestros, que se identifiquen abiertamente como gais, e incluso que proponen prohibir la entrada a la escuela a parejas del mismo sexo; justo ahora cuando la mayoría de los países están legalizándolas.

El que niños y adolecentes conozcan una pareja del mismo sexo; diferente a como la ridiculizan en la radio y la TV, es una oportunidad para hablarle de las diferentes tipos de familias que existen en nuestro país y en el mundo, es empezar a inculcarles sobre la diversidad y el respeto a los derechos humanos de los demás.

Decir que son anormales, pecadores, pervertidores que deben quedarse en el «closet»; donde siempre han estado, son aseveraciones infundadas, producto del odio irracional hacia los gais. Existe suficiente evidencia científica que confirma que la homosexualidad no es algo que se escoge o que se aprende, sino más bien que se descubre.

Las vulgaridades y la incitación al odio bajo la premisa de que la «mayoría» de la población desaprueba esa condición, es ignorar que a las mujeres se les permitió votar en las elecciones hace apenas varias décadas, porque también la mayoría de la población en esa época consideraba que eran personas inferiores.

Estas ideas arcaicas están cambiando, pues cada vez más jóvenes aprueban los mismos derechos para los homosexuales, incluyendo el matrimonio igualitario. Seguimos en espera de una verdadera revolución educativa, donde el libro «Hablemos» sea instalado como libro de texto junto a los Poemas Escolares de la educadora Gabriela Mistral, quien también era lesbiana.