La Cumbre de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP29) concluyó ayer con el compromiso de los países ricos de aportar 300 mil millones de dólares anuales a las naciones en desarrollo para costear la acción climática, lo que supone un gran triunfo en la lucha por contener el calentamiento global.
El secretario general de la ONU, Antonio Gueterres, dijo que llegar a un acuerdo en esa conferencia climática era esencial para garantizar el límite del calentamiento global en 1.5 grados centígrados, lo que sólo podría alcanzarse si los estados pudientes asumen una parte de la factura de transición ecológica.
A pesar de los auspiciosos resultados de esa cumbre, celebrada en Baku, Azerbaiyán, prevalece la incertidumbre sobre la posición que asumiría Estados Unidos respecto al cambio climático, a partir del 20 de enero, cuando el presidente Donald Trump retorne a la Casa Blanca.
Trump ha considerado el tema del calentamiento global como un engaño y ha prometido reducir el gasto en energía verde, abandonar los acuerdos internacionales y desestimar advertencias como la subida del nivel del mar. En su mandato anterior revertió más de un centenar de leyes medioambientales.
Sin la participación de Estados Unidos en el compromiso de financiamiento sería muy difícil a países en desarrollo, como República Dominicana, costear los programas de control del cambio climático, lo que también limitaría muy severamente las acciones de naciones desarrolladas.
Desalienta la advertencia que ha hecho Trump de desmantelar la Ley de Reducción de la Inflación, impulsada en 2022 por el presidente Joe Biden, que destina miles de millones de dólares a la tecnología verde, calificada por el mandatario electo como “estafa verde”.
El costo la transición y adaptación climática durante los próximos cinco años ha sido estimado en 2,4 billones de dólares, de los cuales 1,4 billones serían aportados por los países en desarrollo, a través de empréstitos blandos y 300 mil millones por naciones desarrolladas, lo que no sería posible sin Washington.
En la medida de sus posibilidades, la Cumbre Climática de Baku cumplió con su rol de planificar e identificar fuentes posibles de financiamiento de la lucha contra el cambio climático o calentamiento global, pero contra esos propósitos de preservar el planeta a futuras generaciones se cierne la promesa Donald Trump de desmantelar la cruzada verde.