El liderazgo político, entretenido en discusiones fútiles, se muestra indiferente ante presagios de más tormentas económicas a nivel global como la que advierte el vicepresidente para América Latina del Banco Mundial sobre el impacto que la subida de los tipos de interés tendría sobre la economía regional.
Carlos Felipe Jaramillo ha dicho que las economías caribeñas, entre las que obviamente se incluye a la dominicana, “no están logrando recuperarse a un ritmo importante”, porque dependen mucho de los ingresos del turismo, afectado por la variante ómicron.
Mientras aquí se debate si los precios internos del petróleo son mayores o menores a los de otras economías, el ejecutivo del BM recalca que la pandemia ha provocado la peor contracción en más de un siglo, por lo que insta a que los países hagan su tarea interna y traten de obtener dinamismo económico con sus propios esfuerzos.
Jaramillo citó a Ecuador, Perú, Chile, Colombia, Brasil y Argentina, entre las economías que dice marchan muy rápido hacia la recuperación, pero sobre los países del Caribe advirtió que han quedado excesivamente endeudados después de la pandemia y van a requerir de nuevos y complejos procesos de consolidación fiscal.
El discurso del Gobierno lo mismo que el de la oposición sobre la crisis generada por la pandemia (inflación, endeudamiento, déficit fiscal) muestran una acentuada desconexión con lo que ocurre en América Latina, donde el Banco Mundial estima que los niveles de desigualdad retroceden al año 2000.
El liderazgo insular atribuye la creciente inflación al incremento dilatado en los precios de las materias primas, pero los expertos del Banco Mundial no creen que se produzca un “superciclo”, periodo de 10 a 15 años de costos elevados, sino que sería una situación coyuntural.
En entrevista al diario español El País, además de advertir de la afectación pandémica sobre el turismo, Jaramillo no visualiza las remesas como una fuente de dinamismo económico, aunque proporcionan estabilidad macroeconómica, porque dijo que no se conoce ningún caso de una economía que haya podido desarrollarse esencialmente financiada por remesas.
Al vicepresidente para América Latina del Banco Mundial le preocupa que el incremento de la tasa de interés por la Reserva Federal sorprenda a la región en una situación vulnerable, con un incremento de la deuda en cerca de 15 puntos del PIB, cifra muy cercana a la de la crisis de los 80. Palabras mayores, que deberían llegar a oídos de la insularidad.